El hombre que paseaba con libros

—Y si el que llora es el corazón, ¿cómo es que son los ojos los que se ven distintos?—Se avergüenzan, porque se supone que los que tienen que llorar son ellos.

No hay un solo libro que le guste a todo el mundo, ¿sabes? Y, si lo hubiera, sería un mal libro. No se le puede caer bien a todo el mundo, porque cada persona es distinta. Para ser amigo de todos, no tendrías que tener personalidad propia, ni aristas ni conflictos. Pero, incluso así, a muchos no les caerías bien, porque echarían de menos las «asperezas». ¿Lo entiendes? Cada persona necesita libros diferentes, porque lo que una persona ama con todo su corazón a otra la deja completamente indiferente.

«No es importante qué se lee, sino que se lea».

Hay quién dice que los libros encuentran a sus lectores; sin embargo, a veces necesitan que alguien les muestre el camino.

En cada libro hay un corazón que empieza a palpitar cuando lo lees porque tu corazón conecta con él.

Como personaje de novela, uno vive para siempre. Mientras alguien te lea, sigues viva.

Saber que es la última vez que uno hace algo confiere un aura especial incluso a las acciones más sencillas.

La diferencia entre una novela con final feliz y otra sin él es simplemente el momento en que se deja de contar la historia.

¡Oh! Por muchos libros que leas, siempre hay más que no has leído. Eso es lo triste. Si te gusta la lectura, nunca tienes bastante, siempre deseas leer todos los libros buenos.

Cuando uno compra un libro, es libre de elegir. Eso es lo maravilloso del asunto. En la vida casi todo nos viene dado, pero al menos tenemos la opción de decidir qué es lo que queremos leer.