En el puesto de socorro, el Viejo y Barcelona se despiden calurosamente de nosotros, antes de que seamos evacuados. En el mismo momento, el coronel Moser echaba un vistazo por encima del parapeto de la trinchera y seguía con ojos fatigados el curso de un cohete luminoso. Empezaba a salir el sol detrás de las líneas rusas, y el hielo crujiente centelleaba en la bella mañana del invierno. El coronel,
que estaba encendiendo un cigarrillo, no oyó el seco chasquid... >Voir plus