Volverás a Alaska

Suponía que era así como llegaban los cambios: en el silencio de las cosas que no se decían y en las verdades que no se reconocían.

Los chicos de instituto, incluso en la salvaje Alaska, seguían siendo animales gregarios. Se daban cuenta de cuándo había entre ellos un miembro débil.

Le quería tanto, con tanta desesperación, que sentía como si la estuviesen reteniendo bajo el agua y necesitara oxígeno.

Leo libros sobre sitios que apenas puedo imaginar y me pierdo en viajes a tierras extrañas para salvar a chicas que no sabían que, en realidad, eran princesas.

Pero Leni sabía que, a veces,uno se aferra a lo que puede para mantenerse a flote. Y puede que toda esa ropa negra fuese un escudo, una forma de decirle a la gente:

Todo ese tiempo, papá le había estado enseñando a Leni los peligros del mundo exterior. Lo cierto era que el mayor peligro estaba dentro de su propia casa

-¿Estas diciendo que es culpa tuya?



- Eres demasiado joven para entenderlo. Él no ha querido hacerlo. Simplemente... hay veces que me quiere demasiado

- Yo le quiero. Tú le quieres.
Era cierto, pero ¿era esa la respuesta correcta?