Una tormenta de fuego

"Cuando lo tuve enfrente, esbozando una sonrisa taimada, me embargó toda una serie de emociones turbulentas. Por un lado quería partirle la boca; por otro quería morderle los labios".

"Me gustaba ese cosquilleo en la nuca cuando sentía que me estaba observando, el vértigo en el estómago cuando se acercaba demasiado o la expectación en los labios ante una provocación".

"No hacía falta decir nada. Aprendimos a encontrarnos en medio de todo el mundo".

"Da la sensación de que las lágrimas que caen de sus ojos, mientras continúa apoyada en mí, son hermanas de las mías, porque vienen del mismo lugar; de un fuerte construido piedra a piedra con esperanza".

"La emoción se desliza entre mis dedos y la ilusión de haber encontrado algo perdido entre los dos hace que mi corazón lata un poco más fuerte".

"-Las flores cuentan historias, por eso me gustan.
Se acercó un poco más.
-¿Y qué historia cuenta esta?
-Es un Iris, la flor mensajera. En las leyendas griegas más antiguas, Iris era la emisaria de los dioses. Esta es prácticamente azul, así que dársela a alguien sería como entregarle un mensaje y hacerle una promesa de amistad incondicional, de lealtad, confianza o incluso amor".

"Me comunico con ella de la única forma que se me ocurre. Me llevo una mano al corazón. Seguridad. Amistad. Buenas intenciones".

"Las personas hablan mucho cuando creen que la información está a salvo".

"Durante nuestra huida, hay un momento en el que abre los ojos y me mira. Si la primavera tuviera color, sería ese. Son preciosos".

"Vivir es morir fuera del Hades".