—¿Qué estás haciendo aquí, Laura? —¿Es que una mujer no puede venir a ver a su marido? —Estás muerta. Esta tarde he asistido a tu funeral |
—¿Qué estás haciendo aquí, Laura? —¿Es que una mujer no puede venir a ver a su marido? —Estás muerta. Esta tarde he asistido a tu funeral |
Tú di que sí, cielo; qué sería de la vida sin algo de riesgo.
|
En definitiva eres lo que los demás creen que eres.
|
¿Sabes por qué los muertos solo salen por la noche, cachorrito? Porque es más fácil parecer real en la oscuridad.
|
Así que, no lo olvidéis nunca: que seas pequeño no significa que no tengas poder
|
Los dioses mueren. Y cuando mueren de verdad nadie los llora ni los recuerda. Las ideas son más difíciles de matar que las personas.
|
todas la horas hieren. La ultima mata.
|
Las religiones son, por definición, metáforas, después de todo: Dios es un sueño, una esperanza, una mujer, un cachondo, un padre, una ciudad, una casa con muchas habitaciones, un hacedor del tiempo que se dejó su cronómetro más preciado en medio del desierto, alguien que te quiere, incluso, a pesar de las pruebas, un ser celestial cuyo único interés es asegurarse de que tu equipo de fútbol, tu ejército, tus negocios o tu matrimonio prospere, se desarrolle y triunfe por encima de cualquier oposición. Las religiones son sitios para ponerse de pie, mirar y actuar, posiciones estratégicas desde las que observar el mundo.
|
Las vidas son copos de nieve: únicos en los detalles.
|
Fabricamos una concha en torno a ella igual que hacen las ostras con un molesto grano de arena, que cubren con capas de nácar para poder asimilarlo. Y de este modo andamos por la vida, un día sí y otro también, inmunes al dolor y a la pérdida ajenas.
|
Cuando su padre envió a Coraline a contar los objetos azules, las puertas y las ventanas, ¿Cuantas contó de cada una?