—¡Eres mía, maldita seas, Claire Fraser! Mía, y no voy a compartirte, ni con un hombre ni con un recuerdo, ni con nada, mientras ambos tengamos vida. No volverás a mencionar su nombre, ¿me oyes? —Me besó—. ¿Me has entendido? —preguntó.
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—¡Eres mía, maldita seas, Claire Fraser! Mía, y no voy a compartirte, ni con un hombre ni con un recuerdo, ni con nada, mientras ambos tengamos vida. No volverás a mencionar su nombre, ¿me oyes? —Me besó—. ¿Me has entendido? —preguntó.
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—Sangre de mi sangre —repitió— y hueso de mi hueso. Me llevas dentro de ti, Claire; ahora no puedes abandonarme, pase lo que pase. Eres mía para siempre, quieras o no, me ames o no. Mía, y no te dejaré ir.
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El mejor testigo de la historia es el hombre, o la mujer, que la vivió, ¿no es verdad? Bueno, quizá. Después de todo, forma parte de la naturaleza humana poner lo mejor de uno cuando se sabe que alguien lo va a leer.
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Somos uno y, mientras nos amemos, la muerte nunca podrá tocarnos.
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Porque si tu sientes por mi lo que yo siento por ti, entonces te estoy pidiendo que te arranques el corazón y que vivas sin él.
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El hecho de que sentarse a esperar es una de las ocupaciones más tristes que conoce el hombre, aunque por lo general los hombres no lo ejercitan, y las mujeres lo hacen con mucha mayor frecuencia.
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Cualquiera termina confesando si se le tortura lo suficiente.
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Porque eres mía, mi esposa, mi corazón, mi alma.
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No sé si la herida es mortal, Claire… cuando te miro siento que se me escapa la sangre del corazón.
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Pero el hecho de que no confiaras en mi amor era como despertar del lazo del verdugo para sentir el cuchillo hundido en el vientre.
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Novela de ciencia ficción, escrita por Richard Matheson, en 1975 se titula: "En algún lugar del _________"