Atrapada en el tiempo de Diana Gabaldon
—¡Eres mía, maldita seas, Claire Fraser! Mía, y no voy a compartirte, ni con un hombre ni con un recuerdo, ni con nada, mientras ambos tengamos vida. No volverás a mencionar su nombre, ¿me oyes? —Me besó—. ¿Me has entendido? —preguntó.
|