Fantástica y maravillosa novela en la que, a través de una historia de corte victoriano y con recursos de aquella literatura, se hace una afortunada y exitosa explicación de la época y sociedad del XIX aunque, como pasando por ahí, se hagan comentarios sobre la nuestra…
"... ellos se afanaban en edificar; y nosotros llevamos tanto tiempo demoliéndolo todo, que cualquier nueva construcción nos parece tan efímera como una pompa de jabón."
… o lucubraciones filosóficas o políticas que valen para cualquiera de las dos.
"Lo que hace de la clase media esa particularísima mezcla de masa y fermento es su actitud eminentemente esquizofrénica frente a la sociedad. Hoy día se olvida a menudo que siempre fue la clase revolucionaria por excelencia; vemos en ella sólo lo que tiene de masa, a la burguesía como reducto de la reacción a lo largo y a lo ancho del mundo, siempre egoísta y conformista. Pues bien, esta ambivalencia procede precisamente de la única virtud que redime a esta clase, la cual reside en que, de las tres grandes castas de la sociedad, es la única que sincera y habitualmente se desprecia a sí misma."
La historia que Fowles nos relata es también un cuestionamiento de la tarea de construir una novela, de sus posibilidades, de los caminos que se eligen y se descartan. El propio Fowles aparece en la narración en varias ocasiones y comparte con el lector las dudas acerca del destino de los personajes, y hasta se ofrecen tres finales alternativos.
Todo esto encontrarán en la novela envolviendo un bello y apasionado romance tan propio de la época, aunque la perspectiva sea más actual, relatado con una ironía propia de la Elliot de Middlemarch y con personajes muy de su tiempo —la mala dickensiana, algún que otro pícaro, personajes bonachones y encantadores, la burguesía "egoísta y conformista"—. La pareja protagonista tienen un corte más complejo que el de aquellas historias de antaño, destacando el papel del personaje femenino, desconcertante.
Recomiendo encarecidamente su lectura.
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