He descubierto de lo que uno puede ser capaz, que equivale a decir de todo. De deseos sublimes o letales, falta de dignidad, creencias y comportamientos que tildaba de insensatos en los demás, hasta que yo misma recurrí a ellos.
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He descubierto de lo que uno puede ser capaz, que equivale a decir de todo. De deseos sublimes o letales, falta de dignidad, creencias y comportamientos que tildaba de insensatos en los demás, hasta que yo misma recurrí a ellos.
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Me pregunto si no escribo para saber si los demás no han hecho o experimentado cosas idénticas, o al contrario, para que les parezca normal experimentarlas.
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El tiempo de la escritura nada tiene que ver con el de la pasión.
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Por tanto, es un error considerar a quien escribe sobre su vida como a un exhibicionista, porque este último solo tiene un deseo: mostrarse y ser visto en el mismo instante.
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El el tren de cercanías, en el supermercado, oía su voz que susurraba: acariciame el sexo con tu boca.
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Yo no era más que tiempo que pasaba a través de mí.
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Cuando se ama se cierran los ojos al besar.
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He descubierto de lo que uno puede ser capaz, que equivale a decir ser capaz de todo. De deseos sublimes o letales, de falta de dignidad, creencias y comportamientos que tildaba de insensatos en los demás, hasta que yo misma recurrí a ellos. Sin que él lo sospeche, me ha ligado más al mundo.
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De aquel texto vivo, este tan solo es el residuo, la débil huella. Como el otro, este, algún día, tampoco significará nada para mí.
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Me hubiera gustado conservar tal cual aquel desorden en el que cualquier cosa significaba un gesto, un momento, y que componía un lienzo cuyo dolor y cuya fuerza jamás alcanzará para mí ningún cuadro en un museo.
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¿Cuál de los siguientes libros fue escrito por Gustave Flaubert?