Lo único que los soldados muertos tenemos en común es que ninguno fuimos lo bastante buenos o lo bastante afortunados como para sobrevivir a la lucha. Somos una hueste de fracasos.
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Lo único que los soldados muertos tenemos en común es que ninguno fuimos lo bastante buenos o lo bastante afortunados como para sobrevivir a la lucha. Somos una hueste de fracasos.
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—Sueña con la muerte —dijo Telorast—. Y ahora está enfadada. —¿Con nosotras? —Sí.No.Sí.No —¡Ah, ha abierto una senda! ¡Sombra! ¡Rastro sin vida que serpentea por colinas sin vida, pereceremos de hastío! ¡Espera, no nos dejes! |
-Estamos en guerra -dijo Paran-. Por extraño que sea, hubo una cosa que me dijo una vez una de mis hermanas, cuando éramos niños y lanzábamos ejércitos de juguete uno contra el otro. Para ganar una guerra debes llegar a conocer a todos los jugadores. A todos ellos. Los vivos, que se enfrentan a ti al otro lado del campo. Los muertos, cuyas leyendas se empuñan como armas o se sostienen como corazones que laten por toda la eternidad. Jugadores ocultos, jugadores inanimados, la tierra misma, o el mar, si quieres. Bosques, colinas, montañas, ríos. Corrientes tanto visibles como invisibles... no, Tavore no dijo todo eso; ella era mucho más concisa, pero me ha llevado mucho tiempo comprenderlo del todo. No es «
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Y por eso, había explicado Leoman, una ciudad siempre se construía sobre los huesos de sus antepasadas, pues eso elevaba las murallas todavía más y hacía del una protección más formidable todavía. Eran las tribus que merodeaban, había dicho con una carcajada, las que habían forzado el nacimiento de las ciudades, de las mismas ciudades capaces de desafiarlas y, en último caso, de conquistarlas. Así pues, la civilización había surgido del salvajismo.
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Cuanto más dulce y amable es un dios, más duros y crueles son sus devotos, pues se aferran a sus convicciones con una certeza tensa, febril en su necesidad extrema, y por tanto no soportan a los disidentes. Matarán y torturarán en el nombre de ese dios. Y no verán en ellos mismos conflicto alguno, por muy manchadas de sangre que tengan las manos.
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Nunca negocies con un hombre que no tiene nada que perder
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¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?