A menudo identificamos aquello que nos resistimos a tocar con el material de lo que se compone nuestra salvación.
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A menudo identificamos aquello que nos resistimos a tocar con el material de lo que se compone nuestra salvación.
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En estas confesiones nocturnas creamos un espacio entre las cosas tal y como las experimentamos entonces y tal y como hablamos de ellas ahora. Se trata de un espacio reservado para la ironía, la comprensión y el afecto divertido, el medio que se nos ofrece para rescatarnos a nosotros mismos del pasado.
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Nada es tan extraño ni remoto que no pueda aplicarse. Siempre me siento sorprendido ante su aceptación y su confianza, ante la dulzura de su fe. Nada les resulta lo bastante dudoso como para poner en tela de juicio su utilidad, pues todos intentan redimir sus cuerpos de toda una vida de malas posturas. El escepticismo ha tocado a su fin.
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Parecemos creer que es posible mantener a raya a la muerte a base de observar las reglas de urbanidad.
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—¿Existe algo que podamos llamar ahora? El ahora viene y se va tan pronto como lo has dicho. ¿Cómo puedo decir que está lloviendo ahora si lo que llamamos ahora se convierte en entonces nada más decirlo?
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A veces tengo la sensación de que su humilde aceptación de nuestros deseos y órdenes constituye un arma privada de reproche.
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El hecho de estar aquí constituye una suerte de rendición espiritual. Sólo vemos aquello que ven los demás. Los miles que han acudido en el pasado, los que acudirán en el futuro. Hemos aceptado formar parte de una percepción colectiva y eso, literalmente, proporciona color a nuestra perspectiva. En cierto modo es como una experiencia religiosa, igual que cualquier forma de turismo.
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La segunda ironía es que no son los cuerpos de las mujeres lo que ansío en el fondo, sino sus mentes. La mente de una mujer. Su delicada compartimentación y su poderosa corriente unidireccional, como si se tratara de un experimento físico. Qué encantador resulta hablar con una mujer inteligente ataviada con medias cuando cruza las piernas… Ese ruidito estático del crujido del nailon logra hacerme feliz a diferentes niveles.
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El lugar está impregnado de un olor a vidas desdichadas de película que realmente me estremece.
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Los gestos decorativos aportan romanticismo a una vida.
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¿Qué objetousaron como traslador en el Mundial de Quidditch?