Ruido de fondo de Don DeLillo
La segunda ironía es que no son los cuerpos de las mujeres lo que ansío en el fondo, sino sus mentes. La mente de una mujer. Su delicada compartimentación y su poderosa corriente unidireccional, como si se tratara de un experimento físico. Qué encantador resulta hablar con una mujer inteligente ataviada con medias cuando cruza las piernas… Ese ruidito estático del crujido del nailon logra hacerme feliz a diferentes niveles.
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