Bella Muerte 1

Cómic creado por Kelly Sue DeConnick y la artista española Emma Ríos. Ambas han sido nominadas con esta obra a los premios Eisner como guionista, artista y portadista, respectivamente; junto a Jordie Bellaire como colorista. Si deslizáis las imágenes del carrusel, podréis apreciar lo bonito y espectacular que es. Me enamoré desde la primera página 😍.

La protagonista de esta historia es Deathface Ginny, hija de la muerte y una hermosa mujer que fue encerrada en una torre por su celoso marido. Cuando la muerte acude a reclamar su alma, se enamora perdidamente de ella y se niega a acabar con su vida, manteniéndola en su propia forma de prisión.
Una de las cosas más curiosas de esta obra es que la historia la conocemos a través de su narración por parte de un conejo muerto a su amiga mariposa 🦋. Este dúo protagoniza siempre una breve escena al inicio de cada capítulo.
Además, dentro de esa narración, alguna parte también se da a conocer a modo de cuento. Vaya, que estamos en una historia dentro de otra historia 😂. Esto implica algunos saltos temporales y entre relato y "realidad".

En este primer tomo se nos presenta el mundo y los personajes, todos relacionados directa o indirectamente con Ginny Deathface. al principio, como en muchas historias de fantasía, puede costar un poco ubicarse hasta que tenemos varias piezas del puzzle, pero el resultado final merece muchísimo la pena 🥹🖤.

Lo que tenemos entre manos es un western que combina elementos de realismo mágico, fantasía oscura y mitología. El resultado es una especie de cuento de hadas perverso ambientado en el oeste, con la venganza como protagonista. Se la ha comparado con obras como «The Sandman», por su estilo, o «Preacher», por la violencia y la ambientación. Porque sí, en «Pretty Deadly» la sangre tiene un gran protagonismo 😏

Este es el primer tomo recopilatorio y recoge los cinco primeros números. La serie completa cuenta con un total de 3 tomos.

Avisado estás, lector que lee esta reseña, de que Bella Muerte es una novela gráfica extraña, y que si entras en ella sin saber nada vas a tener que darle un margen de maniobra, porque yo estuve dos capítulos enteros preguntándome qué diablos estaba leyendo, y extrañado por la rareza del dibujo. Todo apuntaba a catástrofe, pero... de repente algo empieza a resultar interesante. El tono de narración, los personajes creados, incluso la ilustración desacompasada, todo empieza a cobrar criterio.
Y entonces descubres que lo has terminado y te dices que te ha gustado, y no poco, y que necesitarías volver a empezarlo porque leíste el principio con poca fe.
Con muchas reminiscencias al estilo poético y fantástico de Gaiman en Sandman, Deconnick teje una historia que deja con ganas de saber más, y que por suerte seguirá en un segundo tomo. Emma Ríos hace un trabajo muy especial, muy bonito una vez te acostumbras. Y es que, a lo diferente hay que acostumbrarse, como a la música clásica, como a la buena pintura, como a la poesía.
Un gran descubrimiento.