Me ha gustado mucho este ultimo libro de la serie y creo que ha sido el broche perfecto, se centra en la historia de Jimmy y Mary y en él están presentes todos los demás personajes, en mayor o menor medida y algunos nuevos como Margaret. Jimmy me ha parecido un personaje entrañable desde su primera aparición en Un lord acomodado y me ha gustado mucho su evolución desde entonces, me dolió lo que le sucede, su época oscura y como vuelve a ser el chico encantador que era gracias a Mary y su persistencia. Me han emocionado en varios momentos, sobre todo con Victoria como madre y con Mary y sus sueños de infancia, el querer tener una familia, al ver tanto amor alrededor en los Marston y ella sentirse tan sola desde siempre. La diferencia de clases, las habladurías y prejuicios están muy presentes, y no solo en la sociedad que los rodea, ellos mismos se sienten inferiores en ciertos momentos por ser huérfanos y encontrándose fuera de lugar en ocasiones. Me encanta esta familia y esos abuelos que son únicos, como luchan continuamente por todos sus miembros y sus mujeres que son siempre las primeras en actuar ante cualquier problema que se presente. Me ha parecido un final perfecto, una familia acogedora y sin prejuicios que quiere lo mejor para Jimmy y que acogen a Mary con todo el cariño del mundo sin importar nada, son un ejemplo de lo que debería ser la sociedad. Es un libro entretenido, con momentos divertidos y otros más serios, con sentido del humor, hay tensión entre ellos, recuerdos y reproches, se conocen desde niños, pero con los años se perdieron el uno al otro y el reencuentro no empieza de la mejor manera. Los echare de menos, tengo que decir que me ha dado pena terminar esta serie, menos mal que me queda la historia de Eloise y Charles para seguir, esos abuelos de jóvenes tienen que ser de lo más divertidos y estoy deseando ponerme con ellos. Lo recomiendo, se puede leer de forma independiente, pero os perderíais a una gran familia sin duda. + Leer más |
Lady Arabella Marston se encuentra ya en su tercera temporada y sigue soltera y sin compromiso, aunque no le importa demasiado. Su verdadera pasión es la pintura.
Dispuesta a demostrar que puede ser algo más que una dama, decide presentar su obra, La ninfa del agua, a la primera exposición de verano que tendrá lugar en la Real Academia de Artes de Londres.
Cuando Arabella descubra que le han robado el cuadro, no tendrá más remedio que pedir su ayuda al conde Alexander Harvey, Lord Thornway; un hombre apuesto y recién llegado de Europa, al que no dudará en catalogar como libertino. Sin embargo, pronto descubrirá que su superficialidad esconde un corazón atormentado por el pasado.
La atracción que siente por él, hará que surjan en Arabella muchas dudas. ¿Deberá renunciar a sus sueños y a su pasión por la pintura para escoger el amor?
Solo cuando alguien intente acabar con su vida, comprenderá qué es lo esencial para su corazón.