No se debe llamar desgracia a ningún suceso hasta ver cómo termina.
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No se debe llamar desgracia a ningún suceso hasta ver cómo termina.
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A mí me parecía que todos los que tenían motivos para interesarse en el resultado de la partida (mi madre, mis húsares, el sexto cuerpo del ejército, Ney, Massena y aun el mismo emperador) formaban un círculo a nuestro alrededor en aquel desolado valle.
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Cuando le enterramos no había muerto. En tiempo de guerra hay que tratar duramente a quienes se atreven a invadir un país que no es el suyo.
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A pesar de todo cuanto les he contado, amigos míos, creo que jamás llegarán a comprender quién era yo en aquellos tiempos.
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Eso no - dijo el emperador sonriendo-. Entonces era usted teniente. Ahora me permitirá usted que le dé las buenas noches, capitán.
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No había más que un partido que pudiera tomar un oficial leal colocado por el destino en situación tan cruel. Atravesarme con el sable compartiendo la suerte del emperador, ya que no pude evitarla.
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Bien corría, como corre un cobarde cuando su vida está en peligro, pero yo le seguía como el Destino sigue al hombre.
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Siempre me siento más tranquilo cuando, pasado el tiempo de reflexión, llega el momento de obrar
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Mientras estén a mi cargo la prosperidad de Francia y la seguridad personal del emperador, emplearé todos los medios que pueda para cumplir la misión que me está confiada, aunque sea contra el deseo temporal del mismo emperador.
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He sido soldado antes de ser emperador. ¿Cree usted que los artilleros no tienen sables como los húsares? Pero le he mandando a usted no discutir. Hará usted exactamente lo que yo le diga. Si se sacan los sables, ninguno de esos hombres ha de sobrevivir.
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¿En qué año nace este personaje?