No hay palabras para cantar ni recuerdos para ilustrar esos períodos, que desde la distancia tan sólo puedo comparar con destellos de un sueño feliz.
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No hay palabras para cantar ni recuerdos para ilustrar esos períodos, que desde la distancia tan sólo puedo comparar con destellos de un sueño feliz.
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¿No entiende por qué? No comprende que preferiría cualquier cosa antes que pelearme con una mujer, o con dos... Un combate de boxeo o incluso la guerra nos provoca menos miedo a los hombres, un miedo menos atenazador que el furor de una mujer.
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La luna, tapada por las nubes, proyecta pocas sombras, pero de vez en cuando emergía de su halo y yo veía ante nosotros mi larga sombra pegada a una más corta.
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Aún no me había vuelto insensible a la mezcla de cinismo afectado y paradoja literaria mediante la cual, hacia 1900, los hombres cultos, amargados y frustrados conservaban alta su autoestima.
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Pese a estar bien resguardada en mi casa, junto a la estufa crepitante, Marco se me antojaba una mujer expuesta al viento y a la lluvia que azotaba la cristalera. Me parecía estar viendo a Marco despedirse antes de embarcarse como una emigrante, como si a su alrededor viese flotar una capa restallante, un tartán desplegado al viento.
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"No hay palabras para cantar ni recuerdos concretos para ilustrar esos periodos, que desde la distancia tan sólo puedo comparar con destellos de un sueño feliz".
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¿Cuál de los siguientes libros fue escrito por Gustave Flaubert?