Cadeaux de Noël

Incluso desconfío de los míos. Nos volvemos imaginativos tarde, al mismo tiempo que optimistas, para distorsionar retratando estos dolores violentos, estas melancolías, estos celos ardientes - pasiones todas de las que el amor, después, sólo nos devuelve el sabor.

«No tengo recuerdos de Navidad...", confía Colette en 1933 al periódico "La République". Extraña confesión de parte de una escritora que durante casi cuarenta años, de 1909 a 1948, publicó en la prensa, sobre Navidad y el Año nuevo, numerosos textos.

A menudo hay más ansiedad al esperar un placer que al sufrir el dolor.

Este año la Navidad ni siquiera se asoma a los escaparates. Probablemente será nuestra Navidad más oscura, la más desnuda, la menos adornada con verde rígido y papel dorado.

Ninguno de los invitados, cuando llegó el momento de partir, vaciló. Sólo le debemos a la luz cruda, al simple cariño, a la buena amistad, la exaltación que une nuestras voces y nuestros pasos en armonía, bajo la luna llena de cobre...

La Navidad en todas partes se ha nutrido de símbolos: haremos este año como la Navidad, y a los símbolos añadiremos este postre agridulce: la intensidad, el sabor imperecedero de la memoria. El resto, me refiero a lo tangible, lo dulce, lo barnizado, lo nuevo, lo frívolo, quedará reservado a los niños.

Ninguna, admirémoslo, abandona el posesivo tierno y feroz: “mi prisionero, tengo un prisionero…” Reclaman, para sus hombros tan cargados, el peso, la responsabilidad de un marido que va royendo, ahí, el tiempo y el aislamiento.

Una de estas esposas privadas de marido, madre de tres hijos, dibuja un retrato de su vida, dejándola tan clara, tan desnuda, sembrada aquí y allá de pequeñas figuras, de grandes preocupaciones, que creemos ver temblar en el aire al grupo indefenso.

Saludemos con deseo, sobre todo, a los que están solos. Escribo “esos”, pienso “esas”… Creo que ya no me atrevo a llamarlas “mis queridas mujeres” aquí porque no pertenecen – ¡con qué feroz exclusividad!

Mujeres jóvenes cuyo instinto maternal adivina que este año deben saber enviar a un hombre, por Navidad, los mismos dulces que un niño.