-Quítate la chaqueta,- le digo. Se la quita con sonrisa lobuna. Me pregunto cuántas prendas más podría conseguir que se quitara y a continuación me pregunto de dónde diantre ha salido ese pensamiento. Bueno, supongo que sí lo sé.
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-Quítate la chaqueta,- le digo. Se la quita con sonrisa lobuna. Me pregunto cuántas prendas más podría conseguir que se quitara y a continuación me pregunto de dónde diantre ha salido ese pensamiento. Bueno, supongo que sí lo sé.
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Sé que esta noche lloraré hasta que me venza el sueño. Luego solo me quedará un día de travesía que soportar. Pediré a Myriam que me acompañe a pasear por cubierta. Bailaré en el comedor de tercera clase. Puede que mañana por la noche, cuando Ned esté libre, hable un poco más con él y me despida como es debido. No será tan duro.
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—No importa. Me alegro de verte. —Está tan contento… ¿Cómo es posible que su confianza en mi haya aumentado al mismo tiempo que mi miedo? Con renovada energía, se asoma a la cubierta—. Papá, ¿Tess y tú habéis…? —La voz se le quiebra, y caigo en la cuenta de lo que acaba de ver sobre la mesa: la postal de Gabrielle Dumont.
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Es un cuerpo creado a partir de la unión de distintas partes de cadáveres diseccionados, escrito por Mary Shelley a partir del reto literario de Lord Byron.