La he visto; la tranquilidad ha huido lejos de kí, y mi felicidad es incierta
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La he visto; la tranquilidad ha huido lejos de kí, y mi felicidad es incierta
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¡Nos recomiendan tanto tener buen corazón! Y luego nos prohíben seguir lo que él nos inspira, cuando es por un hombre. Eso tampoco es justo
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Mientras se divida entre varios no siento ni los mínimos celos... Mas ¡que se dé usted enteramente a uno de ellos!
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¡Pueda yo un día vengarme en sus brazos del despecho involuntario que me causó la felicidad del caballero!
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Le estaría mirando siempre si no temiera cruzarme con sus ojos
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No hemos de permitirnos el exceso sino con las personas a las que queremos abandonar enseguida
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Me levantó y mi perdón fue sellado en aquel mismo canapé en el que usted y yo sellamos, tan alegremente y del mismo modo, nuestra ruptura
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Leo un capítulo del Sofá, una carta de Eloísa y dos cuentos de La Fontaine, para recordar los distintos tonos que quiero adoptar
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La felicidad perfecta que halla creyéndose amado por mí, me une verdaderamente a él
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Por mucha gana que una tenga de darse, por mucho que le urja, aún así ha de tener un pretexto; y, ¿acaso hay otro más cómodo para nosotras, que aquel que hace que parezca que hemos cedido a la fuerza?
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises