Los libros eran un lugar seguro, un mundo apartado del mío. Pasara lo que pasara en aquel día, aquel año, siempre habría una historia en la que alguien superaba su peor momento. No estaba sola.
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Los libros eran un lugar seguro, un mundo apartado del mío. Pasara lo que pasara en aquel día, aquel año, siempre habría una historia en la que alguien superaba su peor momento. No estaba sola.
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Siempre queda espacio para el amor. Aunque sea un resquicio, como la grieta de una puerta. Con eso bastará.
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Es como si tuvieras tres vidas. Una que no tienes ni idea de cómo vivir, otra con más poder del que nadie podría imaginar y una tercera con una percepción real de tu verdadera identidad y con la capacidad para luchar por todo lo que quieras.
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Me había dicho que viviera... No sabía cómo decirle que al simple hecho de estar viva no podía llamársele vivir.
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Quizá la clave para seguir adelante no fuera eliminar todo lo que estaba sintiendo; quizá lo único que necesitara fuera centrarme en la sensación que hacía que todas las demás parecieran menores.
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Ojalá pudiera explicarle que una vida cortada de cuajo era mejor que una vida vacía que se prolongaba sin más.
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¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?