El adversario

Y cuando estás cogido en ese engranaje de no querer defraudar, la primera mentira llama a la siguiente y es así toda la vida...

Cuando uno está metido en ese engranaje de no querer defraudar, la primera mentira lleva a otra y es toda una vida, cuanto más avanzaba la mentira, más dura era revelarla.

Al leer, esta escalofriante historia real simplemente me he transportado al corazón del horror.  

El adversario cuenta la historia real de Jean – Claude Romand.

La novela se centra en un suceso atroz que conmocionó a la sociedad francesa en la década de los 90.

Carrère narra en primera persona, implicándose en la historia. Fruto de esa relación entre el escritor y el asesino a través de cartas, nace este libro que gira en torno al detonante que pudo llevar a un hombre con una mente dominada por esos trastornos oscuros e internos a cometer unos actos totalmente dantescos.

 Carrère está involucrado hasta el límite, dejando reflejado que vivir ficticiamente e inserto en un mundo de mentiras nos arrastra a esos abismos psicopáticos del protagonista. 

¡Qué difícil guardar la distancia adecuada entre la objetividad del narrador y la implicación emocional como ser humano! 

El autor intenta encontrar a la persona más allá de sus actos, pero le resulta imposible. Una historia real de manipulación y mentiras.

Romand, un personaje con una necesidad obsesiva de reconocimiento que, una vez traspasados todos los límites, lo lleva sin remedio a un pozo sin fondo y en el que pretende reconocerse como una víctima. 

Realmente leer esta obra me hace cuestionarme la percepción de la realidad, ¿quién puede engañar y quién puede ser engañado? 

La ventaja de no saber nada hace que todo parezca posible.

Es una novela cargada de preguntas y de reflexiones, al mismo tiempo.

¿Era una patología real o una elección provocada por la desesperación?

¿Está realmente escrito el final de este libro? 

¿Has leído “El impostor” de Javier Cercas? 

Yo quizá lo haga. 

¿Crees que tiene unión con la obra de Capote, a sangre fría?

No he sido nunca tan libre, la vida nunca ha sido tan hermosa. Soy un asesino, tengo la imagen más vil que pueda existir en la sociedad, pero es más fácil de soportar que los veinte años anteriores de mentiras

—O sea que no solamente pensaba en suicidarse —destacó la presidenta—. Vivía con su esposa y sus hijos pensando que iba a matarlos.