Me preguntó entonces si no me interesaba un cambio de vida. Respondí que nunca se cambia de vida.
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Me preguntó entonces si no me interesaba un cambio de vida. Respondí que nunca se cambia de vida.
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No había comprendido hasta qué punto los días podían ser a la vez largos y cortos. Largos para vivirlos sin duda, pero tan distendidos que concluían por desbordar unos sobre otros. Perdían el nombre. Las palabras ayer y mañana eran las únicas que conservaban un sentido para mí.
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"Nunca tengo gran cosa que decir, por eso me callo"
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Quizá no estaba seguro de lo que me interesaba realmente, pero en todo caso, estaba completamente seguro de lo que no me interesaba.
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Hubiera querido tratar de explicarle cordialmente, casi con afecto, que yo, sinceramente, nunca había podido lamentar nada. Estaba continuamente absorbido por lo que iba a suceder, por hoy o por mañana.
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Al encontrarlo tan semejante a mí, tan fraternal, en fin, comprendía que había sido feliz y que lo era todavía. Para que todo sea consumado, para que me sienta menos solo, me quedaba esperar que día de mi ejecución haya muchos espectadores y que me reciban con gritos de odio.
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... y en mi rostro vuelto hacia el cielo apartaba el sol los últimos velos de agua que bajaban hacia mi boca.
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Al principio de la detención lo más duro fue que tenía pensamientos de hombre libre, por ejemplo, sentía deseos de estar en una playa y de bajar hacia el mar.
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Me he reprochado ahora el no haber prestado suficiente atención a los relatos de ejecuciones. Uno siempre debería de interesarse por estos temas. No se sabe nunca lo que puede ocurrir.
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Espero que los perros no ladren esta noche. Yo creo siempre que es el mío.
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises