Sigue acariciándome en silencio y me fascina comprobar que no hay nervios, que no hay tensión. Que mi cuerpo responde a su tacto, que lo reconoce como propio. Que ningún fantasma sale de ningún armario. Que la clave de todo ha sido dejar de intentar ser normal y, simplemente, dejar que la vida fluyera. Que Logan conociera mi historia, que me apoyara, que matara mis demonios con su sonrisa, con la fuerza que he encontrado en su debilidad. En esos fantasma del pasado que nos duelen, que nos hacen diferentes y nos hacen iguales.
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