El barón rampante

En suma, el amor por éste su elemento arbóreo también lo supo convertir en despiadado y doloroso, como es propio de todos los amores verdaderos, que hieren y cortan para hacer crecer y dar forma.

Sé que cuando tengo más ideas que los demás, doy a los demás estas ideas, si las aceptan; y esto es mandar.

no conocía todavía el amor, y toda experiencia, sin ésa, ¿qué es? ¿De qué sirve haber arriesgado la vida, cuando de la vida aún no conoces el sabor?

Era el amor tan esperado por Cósimo y ahora inesperadamente llegado, y tan hermoso que no comprendía cómo era posible imaginárselo hermoso antes. Y de su hermosura lo más nuevo era el ser tan simple, y al muchacho en ese momento le parece que tenga que ser siempre así.

En fin, existían también entre nosotros todas las causas de la Revolución francesa. Sólo que no estábamos en Francia, y no hubo Revolución. Vivíamos en un país donde se verifican siempre las causas y no los efectos.

También yo - respondió Cósimo -, vivo desde hace muchos años por unos ideales que no sabría explicarme siquiera a mí mismo:

Todo muy bonito, pero yo tenía la impresión de que por esa época no solo mi hermano había enloquecido del todo sino que se estaba volviendo imbécil, cosa más grave y dolorosa, porque la locura es una fuerza de la naturaleza para bien o para mal, mientras que la bobería es una debilidad de la naturaleza sin contrapartida (p. 204)

No puede haber amor si uno no es uno mismo con todas sus fuerzas.