... éstos son niños a quienes las madres no gritan por las tardes para hacerlos regresar, sino que gritan porque han regresado, porque vienen a cenar a casa, en lugar de ir a buscar comida en otra parte.
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... éstos son niños a quienes las madres no gritan por las tardes para hacerlos regresar, sino que gritan porque han regresado, porque vienen a cenar a casa, en lugar de ir a buscar comida en otra parte.
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Además, la vegetación ha cambiado; ya no hay encinas, olmos, robles; ahora África, Australia, las Américas, las Indias alargan hasta aquí ramas y raíces.
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Un día vio correr a un zorro; una onda roja en medio de la hierba verde, un bufido feroz, erizados los bigotes, atravesó los prados y desapareció en los zarzales.
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Él la conoció a ella y a sí mismo, porque en realidad nunca se había conocido. Y ella lo conoció a él y a sí misma, porque aun habiéndose conocido siempre, jamás se había podido reconocer así.
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Ya se sabe que los revolucionarios son más formalistas que los conservadores; les parecía censurable, era un sistema que no convenía (refiriéndose a que Cosimo participara de las discusiones encaramado a un algarrobo)
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[El padre s]uspiró, absorto en sus pensamientos. Luego desprendió el cinto del cual colgaba su espada. -Tienes dieciocho años... Es tiempo de que te considere un adulto... No viviré mucho tiempo- y sostenía de plano la espada con ambas manos.- ¿Recuerdas que eres el Barón de Rondò? -Si, señor padre. Recuerdo mi nombre. -¿Querrás ser digno del nombre y del título que llevas? -Trataré de ser lo más digno que pueda del nombre de hombre, lo seré de cualquiera de sus atributos. -Toma esta espada, mi espada -se alzó sobre los estribos, Cósimo se inclinó en la rama y el Barón pudo ceñírsela. -Gracias, señor padre. Prometo a su merced que haré buen uso de ella. -Adiós, hijo mío - el Barón hizo girar el caballo, dio un breve sacudón a las riendas y cabalgó lentamente. Cósimo permaneció algunos instantes pensando si debía saludarlo con la espada; luego reflexionó que el padre se la había dado para que le sirviese como defensa y no para su luci- miento personal, y no la sacó de la vaina |
La rebelión no se mide por metros ... aunque parezca de pocos palmos un viaje puede ser sin retorno. C VIII |
No puede haber amor si uno no es uno mismo con todas sus fuerzas.
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-¿Es usted habitante de este país? ¿Estuviste aqui mientras Napoleón estaba alli? -Si, oficial. -¿Cómo fue? -Sabe, señor, los ejércitos siempre hacen daño, sean cuales sean las ideas que traigan. -Sí, también hacemos mucho daño... pero no traemos ideas... C29 |
Una tal Dorotea, mujer galante, se digno confesarme que se había encontrado con él, por propia iniciativa, y no por lucro, sino para hacerse una idea. C19 |
Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises