Ángeles e insectos

Dama Antonia es una escritora difícil, dicen, de novelas densas y henchidas de juegos de planos de realidad y literarios, en los que da vida a antiguos poemas y cartas, a eternos anhelos y temores, y temblores que hace arder ante nuestros asombrados ojos: es Maravillosa.

Sí que estoy de acuerdo en que el segundo de estos relatos, El ángel conyugal, se hace un tanto escarpado, sobre todo en esa prolongada ensoñación de Tennyson, auténtico inspirador de la historia vía su In memoriam A.H.H., pero es arrumbado al final de este tour de force de espiritismo, de lucha entre lo carnal y lo divino.

Mucho mayor interés me ofrece el primero, Morpho eugenia: un cuento de princesas y hadas en la época de la Evolución, con un estudio de entomología entretenido en extremo (y sí, podemos esperar "modelos de sociedad" de primer orden), que se deshilvana como una fábula entre los prados señoriales (bien cuidados por la servidumbre) y las indómitas selvas del Amazonas, con una Cenicienta, Matilda, que triunfa por su talento, que se apresta a cruzar el ancho océano, llena de ilusión y esperanza.

Historias pues elaboradas e intrincadas, con pasmosa riqueza de matices y significados. Una pervivencia de lo mejor de los prerrafaelitas, con William Morris y sus utopías siempre presente. Una escritura compleja, trabajada con tesón (con esas comparaciones y metáforas audaces y deslumbrantes) pero que nunca llega a ser molesta. Cada libro que leo de A. S. Byatt es una sorpresa renovada, un goce seguro, una Belleza.