Los nombres, mire usted, son una forma de entretejer el mundo relacionando unas criaturas con otras, y una especie de metamorfosis, podría decirse, derivada de una metáfora, que es una figura retórica para que una idea se impregne de otra.
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Los nombres, mire usted, son una forma de entretejer el mundo relacionando unas criaturas con otras, y una especie de metamorfosis, podría decirse, derivada de una metáfora, que es una figura retórica para que una idea se impregne de otra.
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No se podía convertir a un hombre en un poema, ni al cantante ni a la canción, ni a la garganta trémula ni al rígido cadáver.
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Se sentó a su lado en el banco, y su presencia lo inquietó. Estaba dentro de la atmósfera, o la luz, o la fragancia que ella desprendía, como un barco se ve arrastrado por un remolino, como una abeja cae en el lazo del perfume procedente del cuello de una flor.
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Me gustaría afirmar que nuestra capacidad humana para amar la belleza de todas estas cosas (para amar la simetría, y la gloriosa claridad, y la intrincada excelencia de las formas de las hojas, y los cristales, y las escamas de las serpientes y las alas de las mariposas) indica en nosotros algo desinteresado y espiritual. ¿Un hombre que admira una mariposa es más que una bestia bruta, William? Desde luego es más que la propia mariposa.
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Respiran aire salado y esperanza, y su sangre fluye cargada de ilusión de futuro; y éste es un buen lugar para dejarlos, en la cresta de la ola, entre los setos y los campos verdes y ordenados y la masa de selva serpenteante y tenaz que se extiende por la costa amazónica.
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En aquel entonces, allí todo tenía dos caras: era verdadero y querido, cercano y actual, y a la vez relucía mágicamente y despedía un vago perfume frío a mundo perdido, a huerto de rey, al jardín de Harum-al-Raschid.
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Y entonces algo perfecto y bellamente formado se dejaba ver y te cortaba la respiración.
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Sabía del fuego sin fruto en torno al cual volaban sin quemarse las alas, sin consumirse.
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Gregorio Samsa es un ...