"Ya no puedo abrir un libro sin desear ver tu cara de calma y de concentración, sin saber que no la veré más y, lo que tal vez sea incluso más grave, que no me verás más. Nunca volveré a ser mirada por tus ojos. Cuando el mundo empieza a despoblarse de la gente que nos quiere, nos convertimos, poco a poco, al ritmo de las muertes, en desconocidos".
Cuánto dolor puede caber en un libro...
Acabo de terminar de leer '
También esto pasará' y no sé si me ha gustado o no. A ratos es tierno, es sensible, es tremendamente humano, pero también a veces desesperadamente pueril y superficial. Debe de ser culpa mia, que no conecto con las historias del tipo "los pijos también lloran". A la protagonista del libro, Blanca, se le muere su madre y para tratar de superar la angustia, organiza una estancia en Cadaqués, un pueblito marinero en el Empordà donde está la casa familiar de veraneo, con sus amigas, sus hijos, la niñera, sus dos ex, su amante... a partir de ahí, se suceden recuerdos de infancia, lloros, folleteos, borracheras y un monólogo durante toda la novela en la que Blanca intenta ajustar cuentas con su madre, cuyos últimos meses de vida se convirtieron en un infierno para ambas.
Quizá me ha costado entrar en la historia porque aquí no he empatizado con nadie. Ni con la muerta, pobre. Blanca es la típica niña pija de Barcelona con casa de vacaciones en el Empordà, y su forma de superar las adversidades, como niña fresa, narcisista y caprichosa que es, es básicamente mediante el sexo y los hombres. ¿Estoy triste? F*llo. ¿Estoy contenta? F*llo. ¿Sufro por la muerte de mi madre? F*llo. Y bebo. Y fumo. Mirad qué rebelde soy. Que sí, Blanca, que sí, ya te vimos.
Pija la madre, pija la hija y pijos insufribles todos, por supuesto también las amigas, con sus relaciones, aficiones y pensamientos salidos de la zona alta de Barcelona. Había momentos que el lenguaje y comportamientos de Blanca y las amigas eran tan sumamente infantiles que me sacaban totalmente de la novela.
Por otra parte, también hay reflexiones muy profundas de Blanca acerca de la relación con su madre que valen mucho la pena. Y el epílogo, las cuatro últimas páginas, son un monólogo que Blanca dirige a su madre absolutamente inolvidable, emocionante y bello.
Realmente me ha parecido una novela con altibajos, a veces presuntuosa de tan intensa que quiere ser, y a ratos también demasiado superficial, pero también emocionante y bella. Las descripciones de Cadaqués son insuperables y demuestran que Busquets conoce perfectamente el lugar en el que ha situado la novela.
Me parece una buena lectura de verano, son apenas 170 páginas muy fáciles de leer, con capítulos cortos, que te harán pasar un par de tardes muy entretenidas. Y si no conoces Cadaqués, te entrarán ganas de venir a conocer uno de los pueblos más bonitos de España.