Recuerda que eres el alma del viñedo y la dueña de mi corazón.
|
Recuerda que eres el alma del viñedo y la dueña de mi corazón.
|
«En esta vida, Sam, no hay nada seguro, excepto que vamos a morir algún día».
|
—No sabía que te interesaba tanto la fabricación del vino. —Trabajo y vivo en un viñedo, por supuesto que me interesa —dijo Sam—. Esto es ahora mi vida, lo lógico es que quiera conocerlo todo. |
—¿Y bien? —preguntó él con impaciencia. —¿Soy el alma del viñedo? —Por supuesto. Cantas soul, no podía ser de otra manera —respondió el viticultor de inmediato. |
Entiendo que tengas miedo, yo estoy aterrado. Pero sé que si no estoy conmigo mi vida no tendrá sentido.
|
—Sam, no puedo asegurarte de que seremos felices siempre hasta el fin de nuestros días. Yo soy el primero que me siento abrumado ante lo que siento por ti, porque jamás lo había sentido por ninguna otra mujer. Ni siquiera por Eliza —admitió él—. Solo sé que cuando no estás a mi lado, me siento perdido. Me he acostumbrado tanto a tu presencia, que me duele cuando no estás.
|
A veces, hay que ser valiente y arriesgarse, porque conseguir un poco de alguien puede cambiar tu vida tanto como si lo tuvieras todo de esa persona.
|
—A veces, no podemos dejar las decisiones importantes en manos de la otra parte porque, quizá, la otra persona no sea capaz de ver la foto al completo.
|
—Pero no es solo eso, ¿verdad? —No, no es solo eso —confirmó ella—. Me gusta todo esto. El viñedo es mágico, ese olor que está en todas partes, una mezcla dulce y ácida al mismo tiempo me encanta —confesó ella—. Ser testigo de cómo la fruta se convierte en vino, el ritmo de trabajo de la finca, la tranquilidad que hay aquí… —Veo que te has enamorado. |
Gregorio Samsa es un ...