Cuando el dolor aprieta, la razón desea huir para dar paso a la enajenación.
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Cuando el dolor aprieta, la razón desea huir para dar paso a la enajenación.
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Los años rompen el mito y nos muestran la cruda realidad de lo que somos y lo que fuimos.
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Los que comenzamos a mirar a la muerte de cara sabemos lo importante que es marcharnos con los deberes hechos.
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Todos cometemos errores, pero los peores se guardan en silencio.
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Cuando la vida nos abre puertas que llevaban tiempo cerradas, no volvemos a ser los mismos.
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Creer en los imposibles te lleva a hacer cosas incluso cuando sabes que están condenadas al fracaso.
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El amor puede llegar a ser eterno, pero nosotros no.
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No hay remedio que borre las heridas del corazón que siguen abiertas.
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Cada muerto deja el peso de los recuerdos, de lo aprendido, de lo vivido.
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A veces solo se necesita llorar en compañía, pero sin más ruido que los propios gemidos de la frustración que llevamos dentro.
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"Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo" ¿El personaje de qué libro está hablando?