Los años te regalan la distancia para comprender que gastamos muchas palabras y solo vivimos unas pocas.
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Los años te regalan la distancia para comprender que gastamos muchas palabras y solo vivimos unas pocas.
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Llegar a los recuerdos lleva su tiempo, y mucho más si el dolor está presente.
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La vida, lo queramos o no, pasa casi siempre por encima de nuestra voluntad.
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A veces el rencor y la dificultad de perdonar a los nuestros por sus errores nos convierten en seres despiadados.
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Cuando se entierra a los muertos se viven momentos de desconexión que para un extraño podrían parecer la mayor frivolidad, pero para los vivos es una vía para despistar al dolor.
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No es fácil despedirse de nadie, y mucho menos de una madre.
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Los rasguños del alma no siempre tienen dueño. A veces se despiertan para que aprendamos lo que hemos venido a hacer en esta vida.
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El amor es una flor que todos deseamos poseer pero a la que pocos saber darle el riego y el cuidado que necesita
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Cuando la muerte merodea, despierta a los vivos. Lo quieran o no.
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Las mentiras piadosas las usamos para evitar conflictos con aquellos a los que queremos.
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"Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo" ¿El personaje de qué libro está hablando?