Me diste la vida. Una vida nueva. Ya lo dije desde el principio, ¿verdad que sí? Que había muerto y estaba en el cielo, donde me aguardaba un ángel rubio.
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Me diste la vida. Una vida nueva. Ya lo dije desde el principio, ¿verdad que sí? Que había muerto y estaba en el cielo, donde me aguardaba un ángel rubio.
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Eres mi vida, la nueva vida que me he labrado, y aunque pueda vivir sin ti, prefiero no hacerlo.
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No me debes nada, más bien todo lo contrario. Y aunque el amor se centre en una persona en concreto, en aquella de la que estamos enamorados, no es un sentimiento posesivo ni implica dependencia. No quiero que te sientas atrapada, ni que te dejes llevar por la compasión. Si tengo que vivir sin ti, lo haré.
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El hombre que fue antes de que ella lo encontrara era un completo desconocido. Hasta su nombre lo era. Amaba a un espejismo, a una ilusión, que por casualidad tenía el aspecto de un hombre de carne y hueso.
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Estaba enamorada, pero jamás sería un sentimiento posesivo, no podría serlo. Era algo efímero, temporal, y no pensaba hacer nada por cambiar las cosas. No se arriesgaría a que se le partiera el corazón cuando él se marchara. Se limitaría a recordarlo. Porque contaba con el más maravilloso y perfecto de los recuerdos, uno que atesoraría para rememorarlo a lo largo de ese futuro que tendría que vivir sin él.
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La atracción había sido mutua desde el primer momento y no había disminuido con el paso del tiempo a pesar de que su amistad sí se hubiera resentido. De hecho, era más que amistad. Siempre lo había sido. Era un profundo anhelo, una pasión desmedida. Por ambas partes. Y fue consciente de ello al instante. |
Usted no es responsable de ellas, de la misma manera que no es responsable de mí, ni yo lo soy de usted. En ocasiones debemos dejar simplemente que los demás tomen sus propias decisiones en la vida por mucho que nos duelan los resultados.
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Si jamás tuviéramos miedo, señor, no descubriríamos nunca de la pasta que estamos hechos ni de qué somos capaces. No mejoraríamos como personas.
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Cuando se quiere mucho a alguien, se pierde la objetividad. Se ve con el corazón
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En solidaridad con el resto de las mujeres -dijo-, deberías tener algún defecto físico. Pero si lo tienes, no lo encuentro.
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Gregorio Samsa es un ...