Mi ambición es más fuerte que cualquier vergüenza.
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Mi ambición es más fuerte que cualquier vergüenza.
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El reino al otro lado era precario, un montículo de paja que sólo necesitaba unas pocas chispas para arder en llamas. Erida llevaba consigo esa vela y estaba lista para incendiar todo.
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-En Galland le rezamos sobre todo a Syrek. Dios de la guerra, de la victoria, de la conquista, de la vida. Y en algunas escrituras, según ciertas enseñanzas, también el dios de la muerte. El dios del infierno y el cielo por igual. Sólo tienes que elegir qué lado adorar y creer en él.
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No hay vuelta atrás, incluso si quisiera. No hay otro camino que seguir adelante.
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Los Amhara necesitan de aquellos que pueden volverse invisibles, ¿y quién es más invisible para los hombres que una mujer?
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-No pertenezco a ningún puerto -dijo Corayne, con la voz entrecortada. Para su sorpresa, Sorasa sonrió. -Hay mucha gente así -dijo-. Y ningún puerto también es un lugar. |
La reina controló su lengua. Sentía fuego en la garganta y no tenía sentido dejarlo salir aquí, si se encontraba con leña podría convertirse en una hoguera.
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Corayne se negó a ahogarse. Y también se negó a permanecer enjaulada un segundo más. Era un ave hecha para volar, no para pudrirse en un acantilado sin más compañía que el viento.
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El Rey Destrozado consumirá este mundo si le damos la oportunidad. Lo Que Espera ya no espera más.
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¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?