No hay mejores maestros que el miedo y el dolor.
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No hay mejores maestros que el miedo y el dolor.
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-El miedo es un instinto importante, tan útil como cualquier hoja de acero -le dijo. Me ha mantenido con vida más veces de las que me interesa contar. Así que déjalo entrar, deja que te llene, que suspire y te guíe. Pero no permitas que te controle.
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El miedo nunca debería ser ignorado, sólo controlado.
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-Hay gente que destruye castillos, que destruye cadenas, que destruye reyes y reinos -dijo ella con voz de hierro. -¿Cuál soy yo? El poder corrió por las venas de Erida, delicioso y seductor. Ella quería más; necesitaba más. -Tú eres un destructor de reinos, Taristan. Tú podrías hacer pedazos este mundo y construir un imperio a partir de las ruinas. |
Mi ambición es más fuerte que cualquier vergüenza.
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El reino al otro lado era precario, un montículo de paja que sólo necesitaba unas pocas chispas para arder en llamas. Erida llevaba consigo esa vela y estaba lista para incendiar todo.
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-En Galland le rezamos sobre todo a Syrek. Dios de la guerra, de la victoria, de la conquista, de la vida. Y en algunas escrituras, según ciertas enseñanzas, también el dios de la muerte. El dios del infierno y el cielo por igual. Sólo tienes que elegir qué lado adorar y creer en él.
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La felicidad, por más falsa que fuera, es difícil de resistir.
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No hay vuelta atrás, incluso si quisiera. No hay otro camino que seguir adelante.
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Los Amhara necesitan de aquellos que pueden volverse invisibles, ¿y quién es más invisible para los hombres que una mujer?
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¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?