¿Cómo vas a darle la espalda a tu propio hijo aunque sepas que está cometiendo maldades?
|
¿Cómo vas a darle la espalda a tu propio hijo aunque sepas que está cometiendo maldades?
|
¿Para qué callar lo que siento si, aunque me calle, no voy a dejar de sentirlo?
|
No dejemos que el odio amargue nuestras vidas.
|
Es lo único para lo que yo quiero que haya infierno, para que los asesinos continúen cumpliendo allí su condena eterna.
|
Se cree moderno, pero es más tradicional que el arroz con leche.
|
Tengo una gran necesidad de saber. La he tenido siempre. Y no me van a parar. Nadie me va a parar.
|
Todos los buenos recuerdos se le representaron de golpe como las hojas de ciertos árboles. ¿De cuáles? Qué más da. Como esas hojas con el anverso de un volor y el reverso de otro, aquel de un verde brillante, grato a la vista, este de un verde más pálido que era el verde de la culpa y los remordimientos. Se miraba las manos y se arrepentía de haber sido joven; aún peor, de haber sido feliz.
|
Es ley de vida. Al final, siempre gana el olvido.
|
Hoy sabe que hay un antes y un después de cada víctima mortal, aunque estas cosas dependen de cada uno.
|
A mi me mandan que ejecute a fulano y lo ejecutó sea quien sea. Su misión no era pensar ni sentir, sino cumplir órdenes. Esto no lo entienden los que lo critican. Los periodistas, que acechan la ocasión de preguntar si están arrepentidos. Otra cosa es cuando se lo pregunta él a solas en la celda.
|
¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?