Patria de Fernando Aramburu
Todos los buenos recuerdos se le representaron de golpe como las hojas de ciertos árboles. ¿De cuáles? Qué más da. Como esas hojas con el anverso de un volor y el reverso de otro, aquel de un verde brillante, grato a la vista, este de un verde más pálido que era el verde de la culpa y los remordimientos. Se miraba las manos y se arrepentía de haber sido joven; aún peor, de haber sido feliz.
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