Lo que fue el futuro

Qué voz tan potente la de Daniela Alcívar.

Qué manera de meternos en la mente de la narradora y a través de ella jugar con tantos temas de una manera tan íntima y existencialista: la cordura y la locura, la pérdida, el universo femenino, el deseo, el amor, la amistad, la tradición y la salvación.

Qué belleza de prosa en la que hay tanta poesía, tanto juego con el lenguaje. Qué maravilloso uso de la primera persona.

Qué descripciones de los sentimientos y pasiones humanas tan gráficas, tan conseguidas.

Qué locura de narración intentando seguir el hilo de pensamiento. Seguir el hilo de las reflexiones a las que llevan esos pensamientos y entender la conexión entre unos y otros en el tiempo y el espacio... Pero qué placer cuando consigues seguirlo y entender a la narradora. Cuando consigues empatizar y verte reflejada en según qué pensamientos, sentimientos o acciones.

Qué título tan acertado.

Podéis leer la sinopsis editorial pero yo no quiero contaros más porque la vais a disfrutar mucho más así. Una novela en la que me costó entrar, pillarle el punto, pero que me ha cautivado por completo. A veces muy triste y dura, otras suave y arrulladora, casi siempre las dos cosas a la vez... Es difícil de explicar, pero lo entenderéis si la leéis.

Daniela Alcívar Bellolio nos cuenta en “Lo que fue el futuro” su análisis del pasado para intentar entender su presente y su futuro.

Un ejercicio de introspección en el que la autora recuerda ciertos momentos de su infancia y adolescencia a la par que analiza su vida actual y el fracaso de su matrimonio, mientras llora la pérdida de su hijo nonato.

Una historia de pérdida, la pérdida de la inocencia, del hijo, del marido… Una historia que mezcla el más intenso dolor con la siempre dulce esperanza, que une la alegría y el buen humor a la tristeza y la ironía, que hace reflexionar y analizar nuestro propio pasado y nuestro propio presente.

Con una prosa cómoda, sencilla pero a la vez bella, la autora nos habla de su vida y sus antepasados, incluyendo además algún que otro documento gráfico que da aún más peso a la obra. Un libro que es una suerte de descarga vital, un desnudo del alma, que no sólo entretiene y distrae, sino que conmueve y llega a calar hondo.

Un viaje íntimo por una vida de claroscuros, con luces y sombras, una novela experiencial y de aprendizaje a través de una serie de pensamientos “al aire” que hacen de esta una historia directa, sin filtros, profunda y reflexiva.

Una suerte de diario vital con el que me ha encantado descubrir a esta autora.

Este es un libro de pulso, de latido. Una novela de corte existencialista, nostálgico. Nos habla de la pérdida, de recuerdos de la infancia, de las memorias de una vida que ha quedado atrás.

Una madre ha perdido a su hijo y con ello, su matrimonio termina por llegar a su fin. Desde este prisma roto, apenado y de duelo, la protagonista de esta historia nos habla de su infancia, su familia y del lugar donde vivía, comparte con nosotros un flujo de pensamientos al aire y reflexiones que le evocan estos recuerdos, de experiencias vividas, sacando a relucir aquellas que enquistaron y, al igual que su reciente herida, marcaron también su vida.

Este es la clase de libro que no tiene género, no hay categoría posible. Se trata de una especie de diario, contado en primera persona, de forma íntima, desnuda, bellamente, palabra por palabra lo que pareciera surgir desde las entrañas, sin ocultar nada, sin prejuicios, sin filtros.

Personalmente, me ha costado mucho leer esta obra de Daniela Alcívar. Es muy melancólica, triste, al mismo tiempo relajante, de esas que conectan sin remedio con el alma, por llamarlo de alguna forma. Me resulta difícil creer que no tenga tintes autobiográficos porque lo que se cuenta, se cuenta de muy adentro. Es una sucesión de recuerdos asociados al sentimiento que pondera en nuestra narradora, la tristeza que carga, esa etapa del duelo que la ausenta del presente, y de la que le cuesta salir.

No es un libro para todos los públicos, desde luego: por el tema que trata, lo que cuenta y el cómo.


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