Trigo limpio

¿ Si se me preguntara porqué no leo más, o que me aleja en mí tiempo libre de la lectura ?, contestaría sin dudarlo que mi sustituto de los libros es el cine. Cuanto mas pelis veo menos  leo, y viceversa..... y no se porqué pero siempre le he dado ese vínculo íntimo a  literatura -cine, o cine-literatura.
A la hora de elegir que ver siempre me fijo en la historia, en lo que cuenta, y como lo cuenta, en el GUION [interesante lo de guion o guión 🧐], y esto llevado a la literatura, y por  el vínculo  mencionado me lleva a la misma elección.
Y esta película de Juan Manuel Gil, perdón, libro, es todo un Premio Biblioteca Breve al mejor guion porque está armada de forma magistral, es una novela juvenil de aventuras, también una novela negra, psicológica, de misterio, impregnada de metaficción, y con mucho humor.
Valiente, inteligente y atrevido Juan Manuel Gil con esta apuesta por el cine de autor.
El que lo haya escuchado en un audiolibro muy bien narrado por Alex Brendemühl tiene algo que ver en mi valoración, aunque no le doy cinco estrellas porque es algo sencillo en el lenguaje (es que después de leer a Lispector todo me parece tan simple😁) y un poco también porque la arquitectura de la obra subyuga al contenido (a ver si me aclaro 🤔).....
Es algo diferente y vale la pena leerlo, a mí me ha gustado mucho y lo recomiendo 100%.

He tardado en escribir esta reseña porque no sabía muy bien como abordarla. Para empezar puedo decir que el autor ha ganado con ella el premio de Biblioteca Breve 2021, ya sabéis que esto de leer premios da a conocer a los autores pero como lector puede salir bien o no tan bien.

Cuando empecé la lectura la verdad es que pensé que no me iba a gustar, el estilo es bastante diferente a lo que estoy acostumbrada a leer, muy diferente de hecho pero en el momento en que en mi cabeza se colocó la estructura que utiliza empecé a cogerle el gustillo. Y pensaréis, ¿qué tiene de peculiar esta escritura? Bueno pues su peculiaridad para mi estriba en que dentro de la historia el narrador alterna capítulos de la infancia que dan lugar a la trama principal y capítulos de llamémosla metaliteratura y es que el propio narrador nos cuenta la historia desde el propio punto de vista del escritor. A ver si me explico bien. El narrador es el escritor en pleno proceso de escritura, por lo que nos habla en algunos capítulos sobre los tropiezos, deberes, y trucos que tiene un escritor para dar a luz su obra. Es algo que me ha parecido novedoso e interesante. Por otra parte, en otros capítulos nos va narrando desde su voz infantil los hechos que han plantado la semilla de la novela que está escribiendo.

La historia comienza con un escritor que recibe un mensaje algo críptico de un amigo de la infancia que le anima a escribir sobre las aventuras y desventuras que vivieron juntos durante su preadolescencia. La pandilla estaba formada por nuestro narrador, Simón, el del síncope y el del fallo multiorgánico.
Mantiene durante toda la novela una prosa ágil, fluida con gran cantidad de metáforas para apuntar y con dosis de humor, hay narración pura y diálogos y en ambas partes podemos obtener enseñanzas y consejos. Creo que el escritor ha realizado un canto de amor a la escritura y los libros en general y una oda a la inocencia de la infancia, a la importancia de las cosas en cada momento de la vida
Tras asentar la lectura no puedo darle menos de 4* y comenzar a seguir a este curioso autor

Trigo limpio es metaliteratura en vena. Inclasificable como novela.

El narrador nos relata sus vivencias de infancia, reales o no —ficción versus autoficción, a la que no duda en criticar— al tiempo que nos va desgranando su proceso de escritura y distintos encuentros con alguien de su pasado que se convierte en el hilo conductor de todo ese proceso narrativo. Por cierto, no deja títere con cabeza a la hora de hablar de muchos temas del mundo literario y editorial, así como quien no quiere la cosa, en forma de pequeñas perlas en medio del texto.

“… no existe peor escuela que la del aburrimiento ni patria más salvaje que la juventud”.

Me ha gustado verme identificada en algunas de las travesuras de infancia de los protagonistas, aunque en ellas subyace un mensaje más profundo. ¿Cómo recordamos nuestro pasado? ¿Qué recuerdos llegan a adultos y como nos transforman? ¿Qué cosas apenas intuimos, pero no vemos como niños y descubrimos luego como adultos al analizar esos recuerdos?

“—¿A ti qué te contaba Simón?
—¿Sobre su familia? Nada de nada.
—¿Y eso no te parece raro?
—Ahora sí. En aquel momento ni se me pasó por la cabeza.
—Los niños se quejan con el silencio”.

Como crítica, no me ha gustado el manejo de los diálogos, sin acotaciones y demasiado extensos. Páginas y páginas solo de diálogo entre dos personas, que a veces hacía que no supiera quién estaba hablando y me hacía volver atrás. de hecho cuando el diálogo es de tres personas usa como recurso el anteponer el nombre de quien habla como si fuera un texto de teatro. Prefiero diálogos con más información de lo que ocurre en el entorno, las acotaciones para mí son necesarias siempre que no sean excesivas. Por lo que he podido ver (ojeando su última novela), es una cuestión de estilo del autor, o eso parece.

Pero me ha encantado el juego de espejos por el que nos hace transitar, los pasadizos de la memoria por los que nos conduce. Y si os gustan las novelas diferentes os animo mucho a leerla.

Últimamente, me es difícil encontrar libros buenos entre las novedades que se escriben desde hace unos años a esta parte. He leído varios entretenidos, vagamente interesantes, con algún buen capítulo, pero sin la impresión de haberme gastado bien el dinero. Por eso casi siempre compro clásicos. “Trigo limpio” lo compré en una feria del libro por no quedar mal con mi librera. No tenía ni el más mínimo interés en gastarme 20€ en algo que imaginaba ya cómo iba a quedar. Pero, como digo, me supo mal pasar por la caseta y no comprar nada. Imaginé una historieta más sin muchas complicaciones que gusta por su fácil lectura. Y lo dejé en el montón de lecturas pendientes. Casi un año o más. Hoy puedo decir, sin embargo, que valió la pena. Su lectura es llevadera y ágil. Su técnica es irreprochable. Hasta aquí lo mismo que otros muchos que hoy ocupan los escaparates de las librerías. Pero sobre todo, cuenta una buena historia. Más aún, cuenta una historia creíble. Supongo que tiene que ver que yo también fui niño y adolescente en la España de los 90. Y que comparto memorias, miedos e ilusiones con los chicos de un barrio lleno de pasadizos, como lo era también el mío. En el fondo, todos buscamos un pasadizo que desemboca en el verano del noventa y tantos, donde el tiempo transcurre casi parado, entre anuncios de Kas y amigos en bicicleta, ajenos a todo el dolor que nos rodeaba y que, sin embargo, no éramos capaces de ver.

Vamos a ver cómo os cuento mis impresiones sobre este libro. Por el argumento no puedo empezar porque el autor ha ido mezclando varias historias de aquí y de allá, aunque algunas sí conectan entre ellas, pero me ha resultado un auténtico batiburrillo.

No entiendo realmente qué pretensiones tiene este libro. Puede ser puro entretenimiento, no ha sido mi caso, o simplemente hacer que el lector se caliente la cabeza pensando adónde quiere llegar con tantas tramas enredadas.

En algunos capítulos nos habla de la infancia de un grupo de amigos, luego de la vida de adulto de algunos de esos personajes y en otros tantos capítulos nos da como una especie de lecciones sobre como escribir un libro. ¿Qué sentido tiene toda esta mezcla? No tengo ni idea y si alguien lo ha leído y me lo quiere explicar, me sentiré muy agradecida.

Lo único positivo que he encontrado es que me ha resultado un lenguaje muy coloquial y que se lee muy rápido; menos mal porque si encima hubiese sido denso, apaga y vámonos.

"Es lamentable cuando alguien que se dice lector no entiende nada de lo que ha leído, pero más triste es confundirlo todo. La vida con la literatura. Las personas con los personajes. El autor con el narrador. La verdad con la verosimilitud. Y, lo más preocupante, lo biográfico con lo autobiográfico ".