Echidna

Ganadora del V premio de novela corta de terror e historias fantásticas de la Casa de la Cultura “Marta Portal” de Nava (Asturias).

Ante todo debo decir que me interesé por esta novela por ser la ganadora de un premio literario. Se que ahí, en esos concursos, no hay amiguismos ni nada que influya en el merecido premio otorgado, de otros premios siempre he tenido muchas dudas.

Su autora es Beatriz Alcaná, es una chica joven que bebe de la literatura clásica, de maestros tan importantes como H. P. Lovecraft. Ella, a su manera, le rinde un pequeño homenaje a ese mundo de monstruos extraños, de elementos sobrenaturales o inexplicables que crean una ruptura con la realidad.

La historia arranca en el año 1858, con una carta del doctor Terrance P. Derleth que se halla navegando, junto a otros compañeros científicos, en un barco de exploración de la marina inglesa llamado Echidna, cuya misión es llegar hasta el polo sur magnético. En esa carta, el doctor responde a su amiga y ex amante Lady Augusta, actualmente esposa del Gobernador en Tasmania. Su inquietud es poder ayudar a la ahijada de su marido, una adolescente de nombre Cox, quien dice escuchar voces antinaturales y pinta lienzos con figuras de seres mitad anfibios, mitad humanos, aunque lo peor es el abismo que deja dibujado... Aquí el lector comprenderá que la autora nos retrotrae al cuento de Lovecraft, "La sombra sobre Innsmouth”, y no solo en ese detalle, también en el apellido del protagonista principal: Derleth, que en la vida real fue August Derleth, un correcto imitador de Lovecraft, pero que fracasó estrepitosamente en su intento de sistematizar unos "mitos" que Lovecraft nunca pretendió ordenar.

La novela consta de siete capítulos, donde seguiremos la lectura entre cartas y diarios personales.

Comienza con la llegada del HMS Echidna a la tierra de Tasmania, Terrance intentará solucionar las visiones de la joven. Pero todo se complica cuando el barco parte de nuevo a su destino y el teniente del navío comenta sobre los malos presagios, ruidos extraños, un terrible accidente y un polizón a bordo.

Beatriz escribió una hermosa narración que va directa a una historia de terror y misterio. Con ello quiero decir que no siguió la forma de narrar de Lovecraft. Ella dejó las descripciones justas para mantener el interés en el lector, su prosa tampoco es recargada y sus personajes sí se encuentran desarrollados, les dio la suficiente vida para que suframos por ellos. Sabremos de otros protagonistas con nombres que nos recordarán a grandes de la literatura de lo fantástico y de aventuras, su escritura es un auténtico clamor por la gran literatura y por quienes la amamos.

Entre cartas y diarios nos encogemos ante terrores que están por venir, porque sabemos ya a estas alturas que lo peor todavía no llegó, y eso nos mantendrá pasando páginas. Unas extraordinarias cumbres montañosas que no deberían estar ahí, acompañadas por el crepúsculo antártico, de nuevo nos hará recordar otra obra amada, “En las montañas de la locura”... En ese lugar inhóspito en el que se registran las temperaturas más bajas del planeta, en ese inmenso suelo de hielo blanco, ocurrirá el terrible desenlace de esta maravillosa aventura.

¿Qué querían esas voces? ¿La vida de la señorita Cox? O tal vez ella solo fue...

Os animo a adentraros en esta magnífica novela corta, cuya autora supo escribir a su manera, una historia que nos recuerda que los maestros están ahí para seguir sus pasos y que los lectores necesitamos vivir de nuevo aventuras enigmáticas e inolvidables. Es a la vez un ejercicio de estilo propio y de sentida veneración a los grandes autores de terror de las décadas de los años veinte, treinta y cuarenta, que en definitiva fueron los que renovaron y cimentaron el género.

Yo también le hubiera dado el primer premio. Sin dudarlo.

En el siglo XIX se multiplicaron las exploraciones científicas por todo el planeta. El espíritu de la ilustración, sumado a intereses políticos y económicos, impulsó a países como Inglaterra a financiar innumerables expediciones que pretendían cartografiar y estudiar territorios que podrían dar lugar a nuevas colonias o encontrar otras fuentes de riqueza.
Así, numerosos buques de la Armada Británica que habían servido en las Guerras Napoleónicas tuvieron una segunda vida. Gracias a estos y a la mejora de los instrumentos de navegación, los corazones de los marineros que debían embarcarse hacia tierras ignotas se llenaron de optimismo y confianza.

Sin embargo, seguían siendo tiempos de ignorancia y superstición. Tiempos en los que la geografía guardaba secretos y en los que mitología e historia no tenían una línea divisoria totalmente definida. Mares y océanos se negaban a rendir sus secretos a unos hombres que, con frecuencia, creían ver monstruosas criaturas surgir de sus profundidades. Dioses y sirenas tenían aún cabida en sus aguas y cualquier tormenta o imprevisto podía desatar la locura.

A día de hoy no sabemos todo lo que las profundidades oceánicas esconden ¿Podemos asegurar con rotundidad que no albergan horrores? ¿Tan seguros estamos de que no existen los monstruos? ¿Lo habríamos estado si en 1848 nos hubiésemos embarcado en el H.M.S. Echidna rumbo a la Antártida?


Beatriz Alcaná es, a pesar de sus escasas publicaciones, una escritora curtida y solvente. de las pocas capaces de crear historias a partir de sus personajes. de perfilarlos con exactitud a través de sus actos y de convertirlos en nuestros ojos y oídos. Con muy poco (en este caso, sesenta páginas), puede regalarnos una odisea que recuerde a El terror, de Dan Simmons, para después hacernos navegar hacia el horror lovecraftiano más puro y llenar nuestras retinas de preternaturales seres de pesadilla.

La autora salmantina recupera el “género epistolar” de manera sobresaliente. A través de cartas y diarios nos va desvelando, capa a capa, insondables secretos tan antiguos como el planeta que habitamos. El lenguaje que emplea, culto, cuidado y acorde a los tiempos en los que se sitúa la acción, carece totalmente de ampulosidad, lo que confiere clase y ritmo a la narración. Y tanto la tensión dramática como el sentido de la maravilla con que impregna la obra, nos devuelven las sensaciones que descubrimos gracias a los grandes clásicos de aventuras. de hecho, este texto (ganador del V Premio de Novela Corta de la Casa de la Cultura “Marta Portal” de Nava) es un absoluto homenaje a la literatura de terror y misterio en general, y al horror cósmico en particular. Algo que cualquier lector avezado constatará al enumerar los nombres de la mayoría de los personajes.


No es nada fácil reavivar el espíritu de la Weird fiction un siglo después. Menos aún, crear una obra adictiva y emocionante que bien podría servir como prueba de acceso al Círculo Lovecraft.
Echidna, en la mitología clásica, era una ninfa de hermoso rostro, torso humano y cuerpo de reptil. La madre de famosos seres monstruosos y crueles. Sólo si os embarcáis en esta aventura, descubriréis si invocar su nombre puede ser sinónimo de protección, o la peor de las premoniciones. ¿Sois supersticiosos?

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Aunque disfruto de la lectura de las novelas de terror más actuales, de vez en cuando también me gusta revisar una que se inspire en lo clásico, ofreciendo una visión rejuvenecida de los monstruos que nos hicieron estremecernos antaño. Si a ti también te agradan este tipo de obras, te recomiendo Echidna, la novela de Beatriz Alcaná ganadora del V Premio de Novela Corta de Terror e Historias Fantásticas de la Casa de la Cultura “Marta Portal” de Nava (Asturias): el libro del que hoy hablaremos.
Mediados del siglo XIX. El HMS Echidna es una nave con una misión científica: localizar el polo sur magnético. A bordo viajan el doctor Terrance Derleth, el joven cirujano Graham Doyle y el intrépido teniente Virgil Lockhart, los tres protagonistas del horror que se avecina. Todo comienza cuando el doctor Derleth se comunica por carta con su antiguo amor, Lady Augusta. La dama, que vive en Tasmania, lugar en el que el barco pasará el invierno, le informa a su amigo de que su ahijada, Moira Cox, sufre una suerte de delirios que la hacen creer que unas criaturas ancestrales la llaman desde lo más hondo del océano. Por supuesto, el veterano médico está dispuesto a ayudar con el problema, sin saber que será el comienzo de la perdición de la tripulación del Echidna. ¿Hasta qué punto será responsable la joven Moira de lo que ha de pasar?
Creo que he de comenzar esta reseña afirmando que Echidna es una obra sin duda singular, por varios motivos. El primero, porque en sus escasas sesenta páginas su autora ha sido capaz de condensar una historia que a otros autores les costaría al menos cuatrocientas. En segundo lugar, porque rescata del pasado tanto aquellas románticas expediciones científicas decimonónicas como a los monstruos clásicos marinos. Después, porque lo que vamos a encontrar dentro de este libro son cartas y fragmentos de un diario. Y finalmente, porque dos de sus protagonistas, Moira Cox y Graham Doyle, solo están presentes de forma indirecta, lo que los convierte en personajes aún más intrigantes.
Tres son las voces que nos dan a conocer lo que sucede desde que lady Augusta contactara con el doctor Derleth hasta el final de la historia: los propios Augusta y Derleth y el teniente Lockhart. Los tres dan cuenta de todos los detalles pertinentes y misteriosos. Aquí nada sobra (recordemos lo escueta que es la narración) y lo que falta, tendrá que ser el lector quien lo imagine (para su horror).
El estilo, magnífico, impecable, no podría estar más logrado. Si el lector no sabe que la autora de los textos que componen este libro es más que actual, llegará a pensar que se encuentra ante una obra escrita por alguien en el siglo XIX.
Pero, ¿qué es lo que le sucede a la desdichada Moira Cox? La muchacha, ahijada de lady Augusta, aunque secretamente las unan otros lazos, cree sentir la llamada de unas antiguas criaturas marinas que nos harán pensar en la literatura de H. P. Lovecraft, fundamentalmente (aunque también, en parte, a la de Edgar Allan Poe). Por supuesto, estos monstruos tienen oscuras intenciones. La tripulación del Echidna se verá implicada. La cuestión a tener en cuenta: ¿Es Moira Cox un alma pura o la suya se ha visto corrompida por el horror?
Echidna, en definitiva, es una magistral novela corta que encierra todo un mundo en su interior. Una obra terroríficamente intrigante que hará las delicias de los amantes del terror, pero, sobre todo, de los que disfrutamos de la literatura de calidad. Espero que esta historia dé mucho que hablar. Por lo pronto, ¿por qué no te animas a leerla? Aunque, cuidado: ¡los monstruos marinos acechan!
Cristina Monteoliva

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Con una estructura narrativa típica victoriana en forma de cartas y fragmentos de diarios, así como un delicioso aire decimonónico en el lenguaje empleado, que construye un carácter y una atmósfera magistrales, Beatriz Alcaná nos ofrece una cortísima pero potente historia que recupera el espíritu de los clásicos de terror y de aventuras de la época en la que está ambientada.

Apenas sesenta páginas le bastan para construir un novela corta que no he podido soltar hasta terminar, con una ambientación que te engulle, una tensión que te mantiene en vilo, unos personajes profundos y bien perfilados, más de una pulla al colonialismo y múltiples referencias lovecraftianas muy, pero que muy disfrutables.

Brillante, original y magníficamente escrita. Una pequeña joya de una autora a la que no conocía, pero a la que sin duda tendré que seguir muy de cerca.

Estamos ante una novela breve al más puro estilo Lovecraft. La idea me ha recordado muchísimo al autor que sabéis que adoro, pero con un toque de personalidad que hace de Echidna algo único. Es una novela en la que los acontecimientos se van narrando mediante cartas o diarios, pero que esto no os asuste, porque lejos de entorpecer la lectura me ha parecido muy original y muy bien llevado, porque al final no sabemos si lo que está pasando es real o si solo son los delirios de los protagonistas. Además, aunque la historia se sucede en el siglo XIX la autora ha sabido adaptar muy bien el lenguaje para que podamos disfrutar con naturalidad de su narración.
Los personajes no puedo decir que sufran grandísimas evoluciones, tened en cuenta que estamos ante una novela muy breve, pero sí diré que no son estáticos, quevan cambiando poco a poco según avanza la historia, pues los horrores que viven les influyen.
Es una narración deliciosa, en la que se intercalan cartas y diarios, pero que no te hce perder el hilo en ningún momento.
La mitología que crea Beatriz recuerda mucho a los mitos de Lovecraft, pero con una peculiaridad que no voy a desvelar aquí porque, como digo, es una historia muy muy breve y siempre peco de decir cosas de más…Sí que os animo a que la leáis, porque de verdad que no es un terror de los que luego te hacen tener pesadillas.

Conclusión
En muchas ocasiones tenemos a la altura de nuestros ojos verdaderas joyitas y nos las perdemos o por desconocimiento o por vagancia. Yo reconozco que conozco Lektu y que en alguna ocasión he subido relatillos a la plataforma, pero no me paro a ver qué tesoros ocultos tiene (a veces no son tan ocultos, solo hay que echar un vistazo a su página de inicio).
Os lo recomiendo mucho mucho, además, que tenerlo gratis sea un aliciente.
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