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Reseña y opinión personal: Esta novela nos narra la historia de Charley (Chick) ya siendo un adulto, quien nos transporta, desde el presente al pasado, durante toda la novela. Chick es un adulto que perdió mucho y que no le encuentra sentido a la vida. Un hombre que se pierde en el alcohol porque no puede superar ciertas elecciones que hizo que, todavía en el presente, le pesan en la conciencia. Un día, cuando ya no podía, ni quería, seguir viviendo de la manera en que lo hacía, Chick decide ir a la casa donde se había criado cuando era un niño y todo cambia desde el momento en que se pone en marcha para llegar al pueblo y tras “cruzar” la puerta de entrada de su ex hogar tiene la oportunidad de pasar un día más con la persona que más lo amó y a quien él defraudó en más de una oportunidad. Es una historia que toca fibras muy profundas entre el lazo madre – hijo. Es un llamado a valorar a quienes tenemos a nuestro lado y dejar de lado lo no importante o irrelevante. Nos llama a dar un alto en nuestro día a día y disfrutar del tiempo y la oportunidad que tenemos de ver, acariciar, sentir y reír con nuestros seres queridos, porque en cuestión de segundos podrían no estar más físicamente. Me gusta la forma clara y prolija de la prosa en el ir y venir del pasado al presente. Además, el escritor nos permite leer notas, cartas, mensajes que pertenecían a Chick, y nos ofrece dos “secciones” más, bajo los títulos de “Las veces que mi madre me apoyó” y “Las veces que no apoyé a mi madre” que nos tocan el corazón de una u otra forma y nos aportan más datos sobre la relación que el protagonista tenía con su madre. + Leer más |