Piedras en el bolsillo

Una joven argelina residente en París desde hace cinco años recibe una llamada de su madre para anunciarle la gran noticia del casamiento de su hermana menor.

A través de varios retazos de su vida actual y pasada, la autora muestra al lector la difícil situación en la que se encuentra la joven, entre dos mundos, intensificado por las reiteradas llamadas de la madre que le recuerda su obligación de buscar un hombre y casarse, no en vano, es lo más honroso que le puede dar a su familia.

Éste es el relato de una joven inocente que abandona su país en busca de la libertad personal y la igualdad de sexos que tanto ansía en su país de origen, pero también es el relato de la joven adulta extranjera que no logra encontrar su hueco en una sociedad con un ritmo frenético en el que , sin embargo, sí le proporciona lo que tanto anhelaba.

Muchas son las piedras en el bolsillo que la atan a sus orígenes. Las críticas feroces de otras mujeres por su decisión de preferir su libertad y vida cómoda en París al matrimonio, en una sociedad machista y patriarcal, aún resuenan en su cabeza.

Con el transcurso de la lectura, la ansiedad que experimenta la joven ante su inminente regreso a su hogar sin marido, con ocasión de la boda de su hermana, se incrementará y le hará sentir que ha decepcionado a su entorno familiar, que finalmente ha fracasado.

Una lectura en la que se abordan los temas de la nostalgia al país de origen, la dificultad de integración del extranjero en una nueva sociedad y el papel que desempeña la mujer en Argelia, cuyo único y primordial objetivo es el matrimonio y el cuidado de su progenie.

Las playas de invierno tienen el sonido del verano grabado en las piedras que se me clavan en los zapatos; esas piedras que actúan como recordatorio de una promesa hecha en los atardeceres de septiembre.
Me gusta sentarme en la arena y, con mis dedos, acariciar cada centímetro del espacio que me rodea buscando pequeños tesoros desgastados por las olas y el sol.
Muchas veces regreso a casa con la nostalgia en el corazón y los bolsillos llenos de piedras que chocan entre sí y me anclan al suelo, que me dicen que el verano volverá y, con él, las ganas renovadas de invierno.
Nos pasamos la vida tomando decisiones; algunas intrascendentes, otras definitivas. Casarse y tener hijos, ser independiente, tener a alguien que nos dé calor, estudiar, trabajar, huir del pasado, sufrir por la incertidumbre del futuro, París, Argel, honra, libertad.
Caminamos hacia nuestra imagen del mañana con los bolsillos llenos de piedras, rezando para que algún día dejen de pesar.

Libro breve pero muy divertido e inteligente. Hay algunos diálogos muy ocurrentes con la madre de la protagonista. Me hizo mucha gracia cuando media Argelia miró embobada el último capítulo de una telenovela mejicana con sus 3 minutos censurados (pantalla.en negro) y consideraron que eso era un gran avance y modernización del país!!! Una buena lectura.

Entiendo el final. Entiendo el principio y también entiendo el vacío situado entre lo que no se dice y lo que apenas se grita en un susurro. Pero no entiendo que una historia que podría haber sido tanto, sea apenas tan poco.

Piedras en el bolsillo es la historia de una joven que recibe la noticia de que su hermana pequeña se casa y tiene que volver a su antiguo hogar, Argelia, para asistir a la ceremonia. Tras pasar unos años escondiéndose en París de la realidad punzante de saberse prácticamente sola en el mundo, la protagonista nos regala sus pensamientos sobre el matrimonio, la mujer en la sociedad, la diferencia de la vida entre su lugar de nacimiento y el lugar en el que sobrevive.

Lo que no entiendo es esta tendencia hacia historias tan cortas, esbozadas de una manera apresurada. Quiero decir, si la historia se agota o por su propio carácter tiene que precipitarse hasta el final, que así sea; pero en este libro falta algo, no es un final abierto que te deje mínimamente satisfecho.

La protagonista es simpática, de hecho algunos de sus comentarios son mordaces, brillantes, imagino que es en esos momentos donde aflora el talento de Adimi. de hecho, esa imagen de las piedras en el bolsillo que da título a la obra y que aparece reiteradamente en la novela como un leitmotiv podría haber sido explotada con más profundidad. El planteamiento de la historia sería verdaderamente interesante si no hubiera tenido tanta prisa por acabar el argumento.

Hay libros a los que, quizá, no hay que exigirles mucho, puede que esta sea la actitud que debo tomar ante esta novela. Quizá no sea la temática que en este momento me atraiga más. Puede que por ese cúmulo de circunstancias no haya conectado todo lo que hubiera podido con la historia. Lo intentaré más adelante con Nuestras riquezas, que me consta que también está muy bien valorado.

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Llegas al mundo y lo haces con ilusión e inocencia. Una vida nueva que recorrer. Una vida que descubrir. Una vida que comienzas con los bolsillos vacíos. Todo es bonito. Todo es aprendizaje. Todo es nuevo. Pronto eso cambia y es cuando empiezas a percibir comentarios, opiniones y recomendaciones que van cayendo como piedras dentro de ese bolsillo que estaba vacío. Ese bolsillo que llevabas sin darte cuenta de su existencia se va llenando y se convierte en una carga de la que tal vez nunca te puedas desprender.

"Las niñas no se comportan así."
"Como sigas con esos modales nunca encontrarás un buen marido."
"¿Aún no tienes pareja? Como tardes más nadie te querrá."
"¡Oh, qué alegría! ¿Ya tenéis fecha para la boda?"
"¿Y los hijos para cuándo? Se os va a pasar el arroz."

Seguro que has oído más de una vez alguno de estos comentarios. Sin importar en dónde estés ya que esto ocurre en todas partes, en todos los lugares. Son comentarios habituales pero si a ellos le sumas una cultura machista y oprimente el resultado es aún peor. Una cultura y un país del que huyes pero que sus directrices te persiguen allá donde vas. Pones tierra y mar de por medio pero eso no es suficiente. Tu pasado, cultura, presión familiar y opiniones no pedidas te alcanzan y frustran. Te hacen sentir pequeña, te hacen sentir insegura.

Comencé a leer este libro y tenía la sensación de que no me estaba gustando. Cuando me quedaban unas pocas páginas para llegar al final me he dado cuenta de que eso no era del todo verdad. Me he dado cuenta de todo lo que me estaba haciendo sentir, lo que me estaba mostrando y enseñando. Me he dado cuenta de todo el poso que estaba dejando en mí. Llegué al punto final con ganas de abrazar a la protagonista, con ganas de abrazar a la autora porque me he quedado con la sensación de que se ha plasmado en ella. Con ganas de abrazarla porque a pesar de la cultura tan diferente me he llegado a sentir reflejada y sé que no seré la única que lo haga. Sé que esas preguntas, esos comentarios, esa presión social, esas piedras pesadas, las llevamos todas en nuestros bolsillos.
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