De muy pequeño, Seon Yunjae es diagnosticado con una extraña condición: tiene las amígdalas pequeñas. Estas estructuras cerebrales son las encargadas de las emociones; por ello, él tiene dificultad para sentirlas todas (alegría, tristeza, miedo...). Para relacionarse, es necesario saber interpretar y adaptarse a las emociones de los demás, además de a las propias. El mundo es un lugar extraño para él, que ni siente ni padece.
Siendo consciente de las dificultades que afronta su hijo, la madre de Yunjae hace de enseñarle cómo funcionan las emociones su misión personal. Como si de clases se tratase, comienzan las lecciones que facilitarán la vida al pequeño. También su abuela, con quien la madre retoma el contacto tras años de silencio, ayuda en lo que puede con esta labor.
Todo cambia cuando, tras un trágico suceso, Yunjae se queda solo en el mundo. ¿Cómo podrá seguir adelante sin nadie que le entienda e intente ayudarle? Por suerte, la vida le tiene algunas sorpresas preparadas: personas con las que entenderá las emociones sin necesidad de estudiarlas. El doctor Shim, un panadero que le hará de padre y guía; Dora, la atleta que no le juzgará y Goni, que le hace la vida imposible, pero con quien descubre que las apariencias no lo son todo.
Almendra es una novela compuesta por 75 capítulos cortos divididos en cuatro partes, además de un epílogo. Esta obra es realmente fácil de leer —dos días tardé en terminarla, y porque no disponía de más tiempo—; una vez lo coges es muy difícil soltarlo. Tiene una dinámica muy ágil y, cuando menos te lo esperas, ya has llegado al final de la historia.
La historia está escrita en primera persona y en pasado desde el punto de vista de Yunjae. Teniendo en cuenta la peculiaridad del protagonista, leerlo con su perspectiva permite que empaticemos con él; de otro modo, sería más complicado, pues lo veríamos con los ojos "de los demás" sin saber qué le pasa por la cabeza.
En cuanto al ritmo, yo lo he encontrado perfecto para la historia. Cogí el libro con miedo, pensando que con una extensión tan corta sería demasiado rápido y se pasarían cosas por alto sin entrar en detalles. Me equivocaba. Es pausado, tal como exige la historia. Te vas adentrando en la vida del protagonista poco a poco. conociendo su personalidad, cómo afecta a su vida su condición... En definitiva, que el ritmo es muy acorde a la profundidad de la historia y no deja que el libro se haga pesado en ningún momento.
La pluma, por otra parte, también me ha fascinado. Sin necesidad de florituras, ni frases poéticas, llega al corazón del lector con su sencillez.
De la trama, lo que más he disfrutado es la evolución del mensaje desde "tienes que encajar en el mundo y, para ello, cambiar" a "sé tú mismo, y quién tenga que quererte, lo hará". La madre, desde un principio, quiere que Yunjae se adapte al mundo sin comprender que, a lo mejor, el mundo tiene que dejarle ser e intentar entenderle a él.
Yunjae no hace ningún daño a nadie siendo como es —de hecho, durante toda la historia queda retratada su bondad y buen corazón— y, aun así, es el blanco directo de la maldad de mucha gente. Tratando como he tratado con la diversidad funcional, este tema me ha tocado de cerca y, por eso, el mensaje me ha calado tan hondo.
Otro mensaje que predomina en el libro es la bondad y el poder de las segundas oportunidades. De hecho, son los dos pilares en los que se fundamenta la historia.
El final me ha parecido el desenlace perfecto. Sin embargo, me hubiese gustado disponer de más páginas, no porque la novela las necesitara, sino porque quería disfrutar un poco más de la historia.
Los personajes son, sin duda, lo mejor de la novela, pues tienen una notable evolución a lo largo de la trama y es imposible no cogerles cariño.
Yunjae es un protagonista muy especial. Cuando hablaba de bondad, me refería a él. Su dificultad para sentir las emociones puede ser un obstáculo a veces, pero la novela se centra en demostrar que, incluso lo que a primera vista es una debilidad, puede convertirse en tu mayor fortaleza. Yunjae no tiene maldad alguna y, si hiere a alguien, es sin pretenderlo.
Goni es la otra cara de la misma moneda. Mientras Yunjae no siente nada, Goni siente demasiado. Y he aquí el problema, quiere dejar de sufrir, quiere ser fuerte —o aparentarlo, al menos— y en este burdo intento, toma malas decisiones que le llevan a ser alguien que no es. El que al principio era mi personaje más odiado, se convirtió en mi favorito gracias a Yunjae que, incapaz de juzgar, puede ver a través de las personas y sus corazas.
También he adorado al doctor Shim que demuestra que no cuesta nada ser amable y, al final, todo lo bueno que das volverá a ti.
En definitiva...
Una historia conmovedora sobre la bondad, las segundas oportunidades y la importancia de ser fiel a tu esencia, a pesar de que el mundo espere otras cosas de ti. Con unos personajes entrañables y una trama llena de enseñanzas, Almendra consigue algo que solo las buenas novelas logran: quedarse contigo incluso semanas después de haber llegado a la última página.
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