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Crítica de Celeste_Lightwood


Celeste_Lightwood
23 March 2021
Yunjae es un joven de dieciséis años incapaz de sentir nada debido a que las amígdalas de su cerebro son demasiado pequeñas como para procesar bien las emociones. Es por esto que siempre ha sido considerado un "bicho raro" porque no solo no puede expresar cómo se siente, sino que tampoco puede comprender las emociones de los demás. Todo esto hace que le resulte muy difícil entablar relaciones con su entorno o interactuar con las personas porque ni sabe expresarse ni sabe interpretar el comportamiento de los demás. Desde que era pequeño, su madre y su abuela han intentado subsanar este "defecto" tratando de enseñarle qué significa cada emoción y cuándo es correcto usarlas. Por ejemplo, intentan explicarle qué es el amor, cuándo tiene que responder con una sonrisa, cuándo debe consolar a otra persona... de este modo, Yunjae mejora un poco en su comportamiento social, aunque sigue sin ser suficiente para integrarse. Su aprendizaje continúa a lo largo de los años hasta que se ve cortado bruscamente cuando en un incidente violento mientras están paseando por la calle un hombre asesine a sangre fría a ambas mujeres delante de Yunjae. Este episodio marcará para siempre al chico, que de repente se ve completamente solo y sin nadie que pueda ayudarle. A partir de ese momento, un vecino buen amigo de su familia cuidará de él. Yunjae intentará compaginar sus estudios, con el trabajo en la librería de su madre y, al mismo tiempo, se esforzará en continuar con las enseñanzas sobre las emociones para poder integrarse.

No obstante, el suceso ocurrido corre como la pólvora entre sus compañeros, siendo especialmente morboso debido a que Yunjae presenció impasible cómo su madre y su abuela eran acuchilladas delante suya. Este evento será la comidilla del colegio y la señalización de Yunjae se acusará cuando aparezca un alumno nuevo, Goni. Es el típico bully que se dedica a increpar a los profesores, molestar al resto de alumnos y no permitir que las clases se desarrollen con normalidad debido a sus arrebatos. Por eso, no tardará en fijarse en Yunjae y sus peculiaridades, por lo que pronto lo convertirá en el blanco de sus burlas y sus palizas, disfrutando de la falta de expresividad del muchacho. Goni se propone una especie de reto y es conseguir que Yunjae finalmente muestre dolor ante los golpes o se queje, pero al no recibir lo que quiere, solo conseguirá aumentar la frustración de Goni y el odio de este hacia el chico. La relación entre ambos evolucionará a lo largo de la novela y Goni cambiará de estrategia con tal de conseguir lo que se propone.

La historia de Yunjae me ha fascinado y me ha mantenido pegada a sus páginas hasta terminármelo. Desconocía por completo que pudiera existir una patología así, un defecto físico que impidiera a la gente expresar emociones. Creo que tampoco había sido nunca consciente de lo mucho que afecta a un individuo no poder mostrar cómo se siente o no saber interpretar las expresiones de los demás y leer esta novela me ha hecho reflexionar al respecto y darme cuenta de que sin emociones no somos nada porque, al fin al cabo, su uso es lo que mueve el mundo y lo que nos define como sociedad. Quizá todos hayamos experimentado alguna vez la sensación de que en ciertas circunstancias es mejor no sentir nada y ser insensibles a lo que nos rodea, pero de la mano de Yunjae me he dado cuenta de lo contraproducente que sería eso en todos los sentidos.

No os voy a engañar, es un libro bastante duro. Por un lado, vemos la desesperación de su madre y su abuela por tratar de que su hijo encaje y lleve una vida normal. Por otro, vemos el maltrato sistemático (tanto psicológico como físico) que sufre el protagonista debido a su situación en el ámbito escolar. Los niños de su clase no entienden cómo funciona su problema y tan solo lo ven como un robot insensible al que poder decirle y hacerle de todo porque ni se va a resistir ni se va a quejar. Los profesores tampoco hacen nada al respecto. En vez de hacer comprender a sus alumnos que Yunjae es un tanto diferente y cómo deben tratarle o actuar con él, se limitan a observar impasibles y, como mucho, intervenir si la situación se vuelve demasiado grave. Yunjae se pasa toda su vida procurando adaptarse a un entorno hostil que le repudia por no ser capaz de sentir.


Su situación se agravará cuando aparezca Goni y decida hacer de su vida un infierno, pues está dispuesto a llevar al límite la resistencia de Yunjae y comprobar por su propia mano si es tan indiferente como quiere hacer ver. de esta forma, se dedicará a insultarle, despreciarle y darle palizas ante el regocijo del resto de alumnos, puesto que disfrutan del espectáculo de ver a alguien ser apaleado sin emitir ni un solo sonido de dolor. Goni se obsesionará con Yunjae hasta el punto de ir incluso a su librería a encararse con él. al principio, son tan solo matón y víctima, pero conforme avance la trama se desarrollará entre ellos una suerte de amistad un poco extraña. Goni se convertirá en una constante en la vida de Yunjae y este, pese a todo el maltrato que sufre por su parte, comenzará a disfrutar de su compañía. En este punto, algo que no me ha gustado del libro es que si bien no se justifica el comportamiento despreciable de Goni (no solo hacia Yunjae sino hacia cualquier persona que se le acerque), sí que se incide con asiduidad en el hecho de que el chico procede de una familia desestructurada y la situación que sufre en casa y la relación tan complicada que tiene con su padre alientan ese comportamiento destructivo. Aunque Goni le hace un bullying constante a Yunjae, este siempre le disculpa en su fuero interno alegando que, en el fondo, él es un buen chico hijo de sus circunstancias. Es cierto que se aprecia una evolución de Goni para bien y que finalmente nos damos cuenta de que tiene su corazoncito y todo, pero esta insistencia en "es cruel con los demás porque ha tenido una mala vida" es un discurso que ni me convence ni compro y que, sinceramente, hubiera sido mejor que no se hubiera mencionado en la novela.

Almendra está contada desde el punto de vista de Yunjae en primera persona, lo que ayuda al lector a comprender mejor su enfermedad, su percepción y cómo ve lo que le rodea. Esto hace que empaticemos muy fácilmente con él y que podamos meternos de lleno en la lectura. Yunjae también experimenta un gran cambio y si bien no es capaz de transmitir sus emociones con normalidad, sí que se aprecia cómo se relaciona con el mundo cada vez mejor, aunque para ello tenga que fingir sonrisas o palabras de consuelo. La narración es muy sencilla y bonita al mismo tiempo que es seca y directa porque, después de todo, alguien como Yunjae no puede expresarse de otra forma.

Este libro ha sido una grata sorpresa y entiendo por qué le ha gustado a tanta gente. Es una historia conmovedora que te invita a reflexionar sobre aspectos que, de otro modo, probablemente ni te habrías planteado. Aunque la premisa es un tanto dura, al mismo tiempo es bonita porque vemos de primera mano la evolución del protagonista y nos sentimos orgullosos con sus logros y sus esfuerzos. Además, es una novela cortita que se lee en un suspiro. Desde luego, Almendra no deja indiferente a nadie.
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