Hojas de hierba de Walt Whitman
El halcón sobre mí se abate, acusándome, lamentándose de mi parloteo y de mi pereza. Yo también soy indomable, también yo soy intraducible; Yo hago resonar mi bárbaro aullido sobre los techados del mundo. |
Hojas de hierba de Walt Whitman
El halcón sobre mí se abate, acusándome, lamentándose de mi parloteo y de mi pereza. Yo también soy indomable, también yo soy intraducible; Yo hago resonar mi bárbaro aullido sobre los techados del mundo. |
Hojas de hierba de Walt Whitman
Yo he dicho que el alma no es más que el cuerpo, Y he dicho que el cuerpo no es más que el alma; Y que nada, ni siquiera Dios, es más grande para cualquiera que una partícula de sí mismo, Y que cualquiera que marche un kilómetro sin simpatía, avanza hacia sus funerales cubierto con su mortaja, Y que tú o yo, sin un céntimo en el bolsillo, podemos adquirir lo mejor que en la tierra existe, Y que mirar con un solo ojo o mostrar una habichuela en su vaina confunde la sabiduría de todos los tiempos, Y que no existe trabajo o empleo que, siguiéndolo un hombre joven, a la postre no lo convierta en un héroe, Y que no hay objeto, por frágil que sea, que no sirva de eje para la rueda del universo, Y yo le digo a todo hombre y a toda mujer: que tu alma se mantenga serena y tranquila ante un millón de universos. |
Hojas de hierba de Walt Whitman
Y le he dicho a mi espíritu: “Cuando dispongamos de esos orbes, y disfrutemos del placer y del conocimiento de todas las cosas que en ellos existen, ¿reposaremos y seremos felices?”; Y mi espíritu ha respondido: “No. Sólo alcanzaremos esa cúspide para transponerla y continuar más allá. |
Hojas de hierba de Walt Whitman
No hay reposo, jamás puede haber reposo; Si yo, tú, y los mundos, y todo cuanto se halla debajo y encima de la superficie, en este instante fuéramos depositados sobre una pálida sustancia flotante, a la larga ello carecería de toda importancia; Seguramente nos remontaríamos hasta donde estamos ahora de pie, Y seguramente iríamos mucho más lejos, y más lejos, más lejos todavía. |
Hojas de hierba de Walt Whitman
Mis pies tocan el ápice de los ápices de las escalas; Sobre cada peldaño hay brazadas de siglos, brazadas todavía más grandes entre peldaño y peldaño; Todo cuanto está abajo lo he recorrido dolorosamente y, sin embargo, yo subo, yo subo. |
Hojas de hierba de Walt Whitman
No me cierren sus puertas, orgullosas bibliotecas, Porque todo cuanto está ausente de sus colmados anaqueles y es, por lo tanto, lo más necesario, lo traigo yo; Hice de la guerra un libro. Las palabras de mi libro no interesan. La finalidad que se propone constituye el todo Es un libro diferente, desvinculado de los otros, no concebido por intelecto alguno, Pero ha de remover las energías latentes que duermen en las páginas de todos los otros. |
Hojas de hierba de Walt Whitman
Si usted quiere saber donde está su corazón,mire dónde va su mente cuando se pasea!!.
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Obra escogida de Walt Whitman
Nunca ha habido otro comienzo que este, ni más juventud que esta, ni más vejez que esta, y nunca habrá más perfección que esta, ni más cielo, ni más infierno que este |
Canto a mí mismo de Walt Whitman
Yo soy el que riega las raíces de todo lo que crece, y la prueba de quién soy la llevo yo en mi rostro; lo que diga sobre mí, debes tú señalarlo como tuyo, porque sólo lo que nadie puede negar existe.
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Hojas de hierba de Walt Whitman
Soy el poeta del cuerpo, y soy el poeta del alma. Los placeres del cielo están conmigo y las penas del infierno están conmigo. los primeros los planto y multiplico en mí... los segundos los traduzco a un nuevo idioma. |
Hojas de hierba de Walt Whitman
Y hago sonar el gong de la rebelion,me uno a los fugitivos y a aquellos que traman y cospiran.
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Hojas de hierba de Walt Whitman
¡Oh, capitán! ¡Mi capitán! Nuestro espantoso viaje ha concluido, El barco ha sorteado todos los escollos, el precio que pedimos lo hemos ganado, El puerto está a la vista, escucho las campanas, todo el mundo se exulta, Mientras que las miradas siguen la firme carena, el valiente y audaz navío. Pero, ¡Oh corazón, corazón! ¡Oh, las sangrientas gotas rojas, Allí sobre el puente donde yace mi capitán, Tendido, helado y muerto. ¡Oh, capitán! ¡Mi capitán! Levántate y escucha las campanas; Levántate; para ti la bandera se ha izado; para ti el clarín resuena...
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Canto a mí mismo de Walt Whitman
Me celebro y me canto a mí mismo. Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti, porque lo que yo tengo lo tienes tú y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también. |
Gregorio Samsa es un ...