Hojas de hierba de Walt Whitman
Duerme la hembra que ama sin ser correspondida; duerme el varón que ama sin ser correspondido; duerme la cabeza del especulador que se ha pasado maquinando todo el día; y duermen los caracteres coléricos y traicioneros: todos, todos duermen. Me quedo en la oscuridad, con la mirada gacha, al lado de los que más sufren, de los más inquietos. Paso las manos, para sosegarse, a unas pocas pulgadas de ellos. Los desvelados se hunden en las camas y duermen a ratos. |