Nuestra Señora de París de Victor Hugo
Aunque me arrancase del pecho, no palabras sino el corazón y las entrañas, para deciros que os amo, ¿todo sería inútil?
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Nuestra Señora de París de Victor Hugo
Aunque me arrancase del pecho, no palabras sino el corazón y las entrañas, para deciros que os amo, ¿todo sería inútil?
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Nuestra Señora de París de Victor Hugo
(…) porque… en fin… no es culpa suya cuando un hombre se enamora de una mujer. (…) ¿No hay esperanza ninguna? ¡Ni siquiera me miráis! ¿Es posible que podáis pensar en otra cosa mientras que yo aquí, de pie, os estoy hablando y temblando en los límites mismos de nuestra eternidad?
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Nuestra Señora de París de Victor Hugo
Pero yo os amo. Os aseguro que es bien cierto. ¿Acaso no se manifiesta externamente nada de ese fuego que me abrasa el corazón? ¡Ay! Estar así noche y día; sí; noche y día, ¿no merece acaso un poco de compasión?
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Nuestra Señora de París de Victor Hugo
Yo te amo. No me digas nada. No abras la boca si es para decirme que me odias pues estoy decidido a no oírlo.
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Los Miserables de Victor Hugo
La liberación no es la libertad. Se sale de la cárcel, pero no la de condena.
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Los Miserables de Victor Hugo
Si la balanza debe inclinarse que sea al lado del pueblo. Hace más tiempo que sufre.
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Nuestra Señora de París de Victor Hugo
Pues, aunque no se crea en nada, hay momentos en la vida en que uno siempre se acoge a la religión del templo que más a mano se tiene.
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Nuestra Señora de París de Victor Hugo
Soy poeta. Los de mi profesión paseamos nuestra melancolía por las calles, de noche y esta noche iba paseando por allí.
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Nuestra Señora de París de Victor Hugo
La clemencia es la más hermosa de las virtudes reales, que rompe las corrientes de la cólera.
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Nuestra Señora de París de Victor Hugo
El corazón humano (…) no puede aguantar más que un cierto grado de desesperación. Cuando la esponja está ya totalmente empapada, el mar puede cubrirla pero sin añadirle ni una lágrima más.
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Nuestra Señora de París de Victor Hugo
Pensaba en la miserable parte que le había reservado la providencia y cómo las mujeres el amor y el placer pasarían siempre de largo ante sus ojos y tendría que contentarse con ver la felicidad de los otros.
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Nuestra Señora de París de Victor Hugo
Entre las grotescas figuras esculpidas en el muro, había una que él apreciaba muy particularmente y con la que parecía cambiar con frecuencia miradas fraternas. Una vez la egipcia le oyó decir. –¿Por qué no seré yo de piedra como tú? |
Nuestra Señora de París de Victor Hugo
Él se había quedado de rodillas, con las manos juntas, como rezando atento conteniendo la respiración, con su mirada fija en las pupilas brillantes de la gitana. Se habría dicho que oía la canción a través de sus ojos.
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Nuestra Señora de París de Victor Hugo
–Mi desgracia es que me parezco demasiado a un hombre; me gustaría ser animal del todo, como lo es esta cabra.
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Nuestra Señora de París de Victor Hugo
Es que el amor es como un árbol, un árbol que crece por sí mismo, que echa profundamente sus raíces por todo nuestro ser y con frecuencia sigue aún reverdeciendo incluso en un corazón destrozado. Y lo que es más inexplicable es que, cuanto más ciega es la pasión, con más tenacidad se mantiene. Nunca es más sólida que cuando no tiene en qué apoyarse. |
Nuestra Señora de París de Victor Hugo
Ahora estaba fuera de la sociedad, fuera de la vida, pero presentía vagamente que quizás no iba a ser imposible el volver a engranarse en ella. De momento era como una muerta que tuviera en reserva una llave de su tumba.
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Nuestra Señora de París de Victor Hugo
El exceso de dolor como el exceso de alegría es algo violento que dura poco. El corazón humano no puede permanecer demasiado tiempo en ninguno de esos extremos.
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Nuestra Señora de París de Victor Hugo
Había en el tono de aquel desventurado un sentimiento tan profundo de su miseria, que ella no tuvo fuerzas para añadir más; por otra parte no habría podido oírlo. Él añadió: –Nunca me he sentido tan feo como ahora; cuando me comparo con vos, me apiado de mí, pobre monstruo. Seguramente os parezco como un animal, ¿no? Vos, sin embargo, sois como un rayo de sol, como una gota de rocío, como el trino de un pájaro. Yo soy algo horrible; ni hombre ni animal, un no sé qué más duro, más pisoteado, más deforme que una piedra. |
Nuestra Señora de París de Victor Hugo
(…) No era capaz de entender que un ser tan torpemente esbozado pudiera existir en realidad. Sin embargo había en él, repartidas, tanta tristeza y tanta dulzura que empezó a acostumbrarse a aquella fealdad.
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Nuestra Señora de París de Victor Hugo
(…) pues, en aquellos momentos, Quasimodo mostraba en realidad una belleza especial. Se mostraba hermoso. Aquel huérfano, aquel niño abandonado, aquel deshecho se sentía augusto y fuerte y miraba a la cara, a esa sociedad de la que se sentía apartado y en la que él estaba ahora influyendo tan poderosamente; miraba de frente a esa justicia humana a la que él había arrancado su presa, a todos esos tigres, obligados a morder en el vacío, a los verdugos y a todas aquellas fuerzas del rey a las que, con la fuerza de Dios, acababa de aplastar él, el más despreciable de todos.
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Gregorio Samsa es un ...