El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson
Me resisto mucho a hacer preguntas; participa bastante del estilo del día del Juicio Final. Plantear una pregunta es como lanzar una piedra.
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El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson
Me resisto mucho a hacer preguntas; participa bastante del estilo del día del Juicio Final. Plantear una pregunta es como lanzar una piedra.
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El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde: CXXXII de Robert Louis Stevenson
Empujadas por el viento, las nubes se habían acumulado sobre la luna, y ahora todo estaba oscuro. Mientras andaban, el viento, que solo soplaba a ráfagas y bocanadas dentro de aquel profundo patio de luces, agitaba la vela de un lado para otro, hasta que se refugiaron en la sala de operaciones, donde se sentaron en silencio a esperar. Por todas partes se oía el solemne murmullo del tráfico londinense; pero más cerca, el silencio solo lo rompía el sonido de unos pasos que recorrían de un lado a otro el piso del gabinete.
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El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde (edición ilustrada) de Robert Louis Stevenson
Empujadas por el viento, las nubes se habían acumulado sobre la luna, y ahora todo estaba oscuro. Mientras andaban, el viento, que solo soplaba a ráfagas y bocanadas dentro de aquel profundo patio de luces, agitaba la vela de un lado para otro, hasta que se refugiaron en la sala de operaciones, donde se sentaron en silencio a esperar. Por todas partes se oía el solemne murmullo del tráfico londinense; pero más cerca, el silencio solo lo rompía el sonido de unos pasos que recorrían de un lado a otro el piso del gabinete
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Historias escocesas de Robert Louis Stevenson
Eso no es una mujer, dijo Macfarlane en voz baja. Lo era cuando lo metimos en el saco, susurró Fettes. Sujeta el farol, dijo el otro, quiero verle la cara. |
El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson
Pero a pesar de mi profunda dualidad, no era en sentido alguno hipócrita, pues mis dos caras eran igualmente sinceras.
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La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson
Dicen que la cobardía es contagiosa, pero la discusión es, en cambio envalentonadora
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Las aventuras de un cadáver de Robert Louis Stevenson
Mientras el lector, cómodamente sentado junto al agradable fuego de su chimenea, se entretiene hojeando las páginas de una novela, ¡cuán lejos está de hacerse cargo de los sudores y angustias que ha pasado el autor para componerla! Ni siquiera llega a imaginar las largas horas de lucha para triunfar de las frases difíciles, las pacientes pesquisas en las bibliotecas, su correspondencia con eruditos y oscuros profesores alemanes, en una palabra, todo el inmenso andamiaje que el autor ha levantado y deshecho luego, únicamente para procurarle a él algunos momentos de solaz junto al fuego de la chimenea o para hacerle menos fastidiosas las horas pasadas en el ferrocarril.
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La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson
¡Ajajá! Pues ahora sí que la habéis hecho buena-prosiguió Silver-. Seguro que acabáis todos bailando colgados de una soga. ¿Y quién es el so patán que tenía una Biblia?
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La flecha negra de Robert Louis Stevenson
Tenía en el cinto cuatro flechas negras por las cuatro penas que he soportado y para los cuatro hombres malvados que nos tiranizan y nos atropellan Una dio en el blanco, una ya acertó pues al viejo Appleyard muerto lo dejó. Otra, Master Hatch, para vos, no miento por quemar Grimstone hasta los cimientos. A Oliver Oates otra irá a parar que a Sir Harry Shelton mandó degollar. Y para Sir Daniel la cuarta será y todos dirán que bien hecho está. Cada cual tendrá lo que ha merecido una flecha negra por cada maldad y ahora caed de rodillas, rezad ¡porque ya estáis muertos, vosotros, bandidos! |
La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson
Dicen que la cobardía es contagiosa; pero la discusión, por el contrario, enardece.
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El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson
—No critico la herejía de Caín —solía decir con agudeza—. Yo siempre dejo que el prójimo se destruya del modo que mejor le parezca.
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Secuestrado de Robert Louis Stevenson
He conocido hombres perversos y hombres tontos, muchos, y creo que todos ellos, al final, acaban pagando su culpa, pero los tontos son los primeros.
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El club de los suicidas de Robert Louis Stevenson
-¡ A la memoria inextinguible del barón de Trenck, patrón de los suicidas! - brindó uno-. Abandonó el encierro mas estrecho para meterse en uno micho mas oscuro, terrible y angosto, desde el que escaló la ansiada libertad.
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El extraño caso del Dr. Jekyll y el Sr. Hyde de Robert Louis Stevenson
Si me hubiera acercado a mi descubrimiento con un espíritu más noble, si hubiera arriesgado al experimento bajo el imperio de aspiraciones generosas o piadosas, todo habría sido distinto
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Olalla de Robert Louis Stevenson
- Olalla -vaig dir-, l'ànima i el cos són una única cosa, i encara més en l'amor. El que el cos escull, l'ànima ho estima. Allà on s'arrapa el cos, l'ànima s'hi aferra.
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Secuestrado de Robert Louis Stevenson
Todo indicaba la bondad del suelo y del clima, y sin embargo, el edificio que se alzaba en el centro hería mi fantasía.
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El club de los suicidas de Robert Louis Stevenson
Cuando la carne está muerta, ya no es esa carne que deseamos en nuestros amantes y respetamos en nuestros amigos.
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El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson
He aprendido a mi costa que el sino y la carga de nuestra vida lo llevamos atado para siempre a los hombros, y que cuando intentamos sacudirlo vuelve a nosotros con más extraña y espantable pesadumbre.
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El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson
Es señal del hombre modesto el aceptar de manos de la casualidad el círculo de sus amistades.
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Janet, la torcida de Robert Louis Stevenson
Las cosas malas son como las buenas: ambas vienen poco a poco y en pequeñas cantidades.
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¿En qué país nació Stevenson?