El informe de Brodeck de Philippe Claudel
¿Por qué, como miles de otros seres humanos, tuve que cargar con una cruz que no había elegido, recorrer un calvario que no estaba hecho para mis pies y que no me concernía? ¿Quién decidió hurgar en mi oscura existencia, hacer añicos mi frágil tranquilidad, arrancarme de mi gris anonimato para lanzarme como a una bola enloquecida en un inmenso juego de petanca? ¿Dios? Entonces, si existe, si existe de verdad, que se esconda. Que se eche las manos a la cabeza y que la agache. Puede que, como antaño nos enseñaba Peiper, muchos hombres no sean dignos de Él; pero ahora también sé que Él no es digno de la mayoría de nosotros, y que si las criaturas han podido engendrar el horror es únicamente porque el Creador les ha soplado la receta.
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