El informe de Brodeck

La lengua, la misma que puede ser mas afilada que una espada,es la que Claudel convierte en el suave pétalo de una rosa, con el cual inflige daño a la humanidad toda por su falencia de la misma.

En este contexto utiliza un lenguaje cargado de benevolencia para describir los actos mas execrables que el ser humano pueda realizar la guerra misma , si, pero ese es solo un añadida a toda la miseria enquistada en el ser humano y que en comunidad se convierte en una avalancha que arrasa con lo poco de noble que puede existir en su exterior, todo ello seguido por la culpa derivada de los hechos mas tremendos que se justifican en la muchedumbre , pero consumen individualmente.

Por ello es inefable dirigir esa violencia hacia el diferente, el extraño o extranjero. En un pequeño poblado, tras la monstruosidad de la guerra, la llegada de un extraño, además diferente a los pobladores, trastorna la conciencia de los pobladores que ven una amenaza donde no existe, y se comete un acto indescriptible, debe realizarse un informe que lo justifique, el cual es encargado a quien no participa en la masacre, pero que es uno de los pocos que saben escribir,

de ese talante Brodeck realiza el informe, al tiempo que expurga su alma de los horrores sufridos en la guerra, que justifica su supervivencia escudado en el amor oculta lo que considera cobardía. El mal menor dentro de los hechos que llevan a la avalancha de sentimientos desbordados que concluyen con la violencia hacia el extranjero.

Entre el calvario y el infierno Brodeck carga todos los pecados,los suyos y los ajenos, a fin de realizar esta travesía en busca de redención, el perdón es imposible, pues nada justifica la comisión de los hechos.

Magnífico Claudel

Ha pasado un año del final de la Guerra y en este pequeño pueblo aislado situado en las montañas entre Francia y Alemania, han asesinado a un hombre, un extraño, un extranjero al que llaman "Der Anderer" - el otro, en Alemán -, es a Brodeck a quien le piden redacte el informe de los acontecimientos.

Brodeck comienza así su investigación sobre los últimos días de el Anderer, así como quien o quienes estuvieron involucrados, mientras redacta su informe, nos cuenta su vida, su llegada a este pueblo, su ida a la universidad, el comienzo de la guerra, su experiencia en el campo de concentración, de donde milagrosamente, sale vivo y logra regresar al pueblo.

Las miserias humanas, la cobardía individual que se convierte en valentía masiva, la ignorancia y todo eso que nos define como humanidad están reflejadas en este libro en un pequeño pueblo.

Brodeck, quien en busca de la poca humanidad que le queda, decide seguir el camino de la lealtad y del perdón, es un hombre que lo peor que ha sufrido no es haber estado en un campo de concentración, si no vivir en carne propia la bajeza, la vileza, la maldad y la crueldad de los seres humanos.

Una historia que dice más en lo que no dice, mas allá de las palabras dichas, son los silencios los que gritan y es lo que los actores no dicen lo importante en esta historia.

Extraordinariamente escrita, con una narrativa rica y cadenciosa, este libro nos lleva a la historia de un hombre cualquiera en un entorno que, desgraciadamente, no es nada extraordinario.

Un libro que es absolutamente recomendable.

En esta ocasión, es una novela galardonada con el premio Goncourt des Lycéens en 2007; como ya pasó en “Almas grises”, nos enseña las mil y una sombras que componen el alma humana.

Nos situamos en un pueblecito de las montañas, un año después de finalizar la Guerra, con Brodeck como la mano que relata la historia que traigo hoy, con asesinato de por medio.
El Anderer –“el otro” en alemán-, que en realidad tiene mil y un seudónimos, pues no se llama así, es un extranjero que va a parar un buen día a esta pequeña localidad, con sus mascotas como compañía, su cuaderno y su sonrisa bonachona. Nadie sabe de dónde ha venido, ni por qué, ni para cuánto tiempo; sin embargo, es asesinado en la taberna del pueblo… y todos los habitantes del mismo estaban ahí, declarándose culpables. Todos menos Brodeck.
Así, nuestro protagonista recibe el encargo de transcribir los hechos.

A caballo entre este perturbador presente y el pasado reciente de Brodeck en el campo de concentración judío, se va hilando una historia llena de lagunas que poco a poco han de ir rellenándose.
Somos partícipes de la dura experiencia en los campos de concentración en pleno Holocausto (una vez más, no dejará de sorprenderme el comportamiento humano, y eso que he leído y leído sobre este tema, pero lo dicho); se nos pondrán los pelillos de punta pues Claudel tiene la habilidad de hacer que el lector se meta de lleno en la historia, en este caso igual de enigmática que cruda, con una ambientación opresiva que sorprendentemente da cabida al romanticismo. Nos hace partícipess de ella, de manera que parece estemos también en plena Guerra.

Es inevitable comerse la cabeza pensando en el crimen, en la ambigüedad que baña todo, pero sobretodo en el por qué del mismo; así, no podemos hacer más que leer hasta el final y quedarnos con la boca de par en par.

Claudel es un autor que me gusta mucho, tiene una prosa pausada y realmente elegante, que como he dicho antes, te mete de lleno en cada novela.
No puedo más que recomendar su lectura…

Hace poco os hablé de uno de mis libros favoritos, 'La nieta del señor Linh', que fue con el que descubrí a este autor. Desde que leí esa novela me propuse conocer todas las demás obras de Philippe Claudel y es que no falla, de momento no hay ningún libro suyo que no me ha haya gustado.

'El informe de Brodeck' es otra joya, una historia sobrecogedora con su inconfundible sello. Es impresionante cómo el autor es capaz de adentrarse en la naturaleza humana, en sus luces y sombras, cómo hace que el miedo, el silencio y la maldad sean un personaje más de la historia y cómo en medio de todo eso se vea siempre un rayo de ternura, amor y esperanza.

Me encanta su forma de escribir, pausada, contándote las cosas poco a poco, como a sorbitos, pero dándote en cada momento lo justo para que no puedas dejar de leer. Y cuando tienes el nudo en la garganta y crees que no puedes seguir para. Y te deja descansar y volver a respirar. Y así va tejiendo esta imponente historia, de esas que no se olvidan.

Una gran novela en el que cada final de capítulo te hace imposible no empezar el siguiente.

“Yo decidí vivir y mi castigo es la vida.”

Esta triste amargura marca la narración entera, la constatación de una derrota: todos pierden, absolutamente todos, vencedores y vencidos. Un relato que no necesita ser verosímil para impactarnos con toda su verdad, del que emana belleza describiendo la terrible fealdad que anida en el ser humano, capaz de todo cuando en él se introduce el miedo y la desesperanza. No nos hacen falta monstruos a los que acusar, lo monstruoso está en cada uno de nosotros.