El alcalde de Zalamea de
Pedro Calderón de la Barca
Dime, por tu vida, ¿hay alguien
que no sepa que yo soy,
si bien de limpio linaje, 490
hombre llano? No, por cierto;
pues ¿qué gano yo en comprarle
una ejecutoria al rey
si no le compro la sangre?
¿Dirán entonces que soy
mejor que ahora? No; es dislate.
Pues ¿qué dirán? Que soy noble
por cinco o seis mil reales.
Y esto es dinero y no es honra,
que honra no la compra nadie.
¿Quieres, aunque sea trivial,
un ejemplillo escucharme?
Es calvo un hombre mil años
y al cabo dellos se hace
una cabellera. Este,
en opiniones vulgares,
¿deja de ser calvo? No.
Pues ¿qué dicen al mirarle?:
«¡Bien puesta la cabellera
trae Fulano!». Pues ¿qué hace,
si, aunque no le vean la calva,
todos que la tiene saben?